Jeremy Corbyn, durante el congreso del Partido Laborista, este martes en Brighton
Jeremy Corbyn, durante el congreso del Partido Laborista, este martes en Brighton - efe

Corbyn añade guiños patrióticos a su receta de izquierdismo clásico

El líder laborista pone en pie a la asamblea de su partido con un discurso ideológico y sin medidas concretas

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Dos semanas después de su elección como líder laborista con casi el 60% de los votos la «corbynmanía» parece seguir viva. Jeremy Corbyn, de 69 años, ha sido muy aclamado por los suyos en la asamblea del congreso laborista, que se celebra durante cuatro días en Brighton. Lo han interrumpido puestos en pie en el transcurso de su discurso de esta tarde del martes, una intervención muy ideológica de defensa de los valores clásicos del socialismo. Pero ha habido una novedad: ha añadido unas gotas de patriotismo, recalcando que «amo a mi país», porque a su juicio los principios de Gran Bretaña (juego limpio, solidaridad y justicia) coinciden con los del laborismo.

Corbyn no ha bajado mucho al terreno de lo concreto, aunque sí volvió a recordar los hitos ya conocidos de su programa, que fue citando sin aludir a cómo se financiarán.

Así, propone crear un banco público para acometer un programa de inversiones de corte keynesiano (llegó a invocar incluso al New Deal de Roosevelt), quiere renacionalizar el ferrocarril, impulsar un programa de vivienda y favorecer la igualdad de oportunidades en educación, «porque nosotros tenemos aspiraciones para todos los niños, no solo para unos pocos».

No faltaron las alusiones a Cameron, al que hizo una petición concreta en el arranque de su discurso, que ayude a liberar a Alí Mohamed al-Nirmr, condenado en Arabia Saudí a morir crucificado por un delito que cometió cuando tenía 17 años. También acusó al actual primer ministro de haber recibido 55 millones de donaciones de fondos de inversión desde que es líder del Partido Conservador, lo que según Corbyn se ha traducido en que los ha favorecido fiscalmente.

Además destacó que Cameron ha incumplido la promesa que hizo durante la campaña electoral de no recortar las ayudas sociales a los niños. Dolido con la acusación tory de que él representa «una amenaza para la seguridad económica de todas las familias británicas», el líder laborista dio la réplica diciendo que lo que amenaza a las familias «es la austeridad tory». Acusó a los conservadores de haber provocado «el mayor recorte del nivel de vida desde que existen registros» y repitió el conocido mantra de que «gobiernan para unos pocos y no para los muchos».

Nada nuevo bajo el sol, pero lo expuso con convicción, fe en las propias ideas y cierto aliento poético (con citas literarias, por ejemplo una del escritor nigeriano Ben Orki: «Nuestra capacidad más auténtica es la de crear, superarnos para ser mejores, transformar, amar»). Suficiente para animar a una parroquia laborista hundida tras el batacazo electoral de Ed Miliband, a quien su sucesor recordó y elogió como víctima de una campaña mediática en contra.

Liza con los moderados

Corbyn fue interrumpido con aplausos y el auditorio en pie, lo que al menos escénicamente acallaba el ruido de sables de la liza con los moderados que se libra en las cañerías del partido. Para silenciar esos sordos tambores de guerra, repitió varias veces que desde que llegó al liderazgo el Partido Laborista ha ganado 160.000 afiliados.

La gran novedad fue la apelación patriótica del veterano socialista, una reacción seguramente a las duras críticas que recibió por quedarse callado en la catedral de San Pablo mientras se cantaba el «Good save the Queen» por los caídos en la Batalla de Inglaterra. «Juego limpio para todos y no caminar por la otra acera de la calle cuando hay gente con problemas. Respeto por el punto de vista de los otros. Ese sentido de la justicia, esos valores británicos compartidos por la mayoría, son la razón fundamental por la que amo a este país y a su gente. Esos son los valores por los que he sido elegido: unas políticas más amables y una sociedad más solidaria. Son los valores laboristas y los valores de nuestro país».

En el espinoso debate del arsenal nuclear británico, los cuatro submarinos «Trident», reiteró que está en contra de renovarlos, pero ya de un modo matizado, añadiendo que defiende la industria de defensa británica y la capacidad de sus trabajadores. Y es que los sindicatos se habían revuelto contra él por la cantidad de empleos que genera el hecho de que el Reino Unido sea una potencia militar atómica.

Corbyn hizo gala de sentido del humor y arrancó con varios pellizcos a la peleona prensa conservadora tabloide. Recordó que un periódico publicó que estaba a favor de que un asteroide impactase contra la Tierra y acabase contra la humanidad. Luego recordó que al día siguiente otro publicó una fábula sobre cómo sería la vida bajo un Gobierno de Corbyn, donde aseguraban que no habría Premier League: «Ahí tenían razón -bromeó Corbyn-, porque después del impacto de asteroide el fútbol no podría sobrevivir».

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