Uno de los supermercados vacíos en Venezuela
Uno de los supermercados vacíos en Venezuela - Ludmila Vinogradoff

Los supermercados de Venezuela amanecen vacíos este año

Los dueños de los establecimientos han acordado prohibir a los clientes tomar fotos de la escasez de las neveras y estanterías

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Mario González, un pensionista de 64 años, estaba haciendo cola en la entrada del Centro Plaza de la caraqueña Los Palos Grandes. Cuando ABC le preguntó cuál era el producto regulado por el que esperaba, simplemente respondió: «No sé, yo estoy haciendo cola por cualquier producto escaso, lo que sea, porque el problema es que no hay lo que necesitamos y no sabemos cuándo vendrá».

El desabastecimiento que oscila entre 50% y 60% desde hace más de dos años es el pan de cada día de los venezolanos que pierden entre 6 y 8 horas semanales haciendo cola para comprar pollo, carne, huevos, azúcar, leche, aceite, arroz, harina de maíz y de trigo, mantequilla, café, papel higiénico, toallas sanitarias, jabón, detergentes, pañales, crema y hojillas de afeitar, champú y desodorantes.

El mejor termómetro de la temperatura social de los venezolanos son los supermercados. Al pasar la resaca de la nochevieja los supermercados abrieron desnudos y vacíos de productos como si las langostas hubieran arrasado con todo el inventario que habían ofertado durante las fiestas decembrinas.

Y el peor sitio para buscar alimentos después de las fiestas son los centros estatales de abastecimiento como los Pdval, los Mercales y los Bicentenarios que ofrecen mejores precios que las cadenas privadas de supermercados como los Excelsior Gamma, Central Madeirense y Centro Plaza.

La imagen que dan es de una gran tristeza señala Mario González, quien religiosamente recorre los supermercados de Caracas para ver qué pesca de los productos escasos. «Sé que en las próximas semanas la escasez se va a agudizar y en febrero será peor porque tarda en llegar la reposición de la mercancía importada».

En el supermercado Bicentenario de Plaza Venezuela en Caracas tuvieron que cerrar por los reclamos de los usuarios de que abrían estando vacíos. Un letrero colgado en su puerta decía que abrirán el próximo 10 de enero por inventarios pero la verdad es por falta de productos para la venta.

«Yo creo que el señor Nicolás Maduro tendrá que ver que es lo que hace con todo esto», expresó desencantado Roberto Montemarani al referirse a la escasez al portal chavista «Aporrea» en la puerta del Gran Abasto Bicentenario de la Plaza Venezuela.

«El Bicentenario está vacío hoy, no hay carne, no hay pollo, no hay nada...presidente Maduro necesitamos ver cosas, el pueblo, para apoyarlo, sino, no podemos hacer nada», declaraba a Aporrea otra cliente.

Justamente el presidente Maduro emprendió una gira por Rusia, China y los países árabes de la Opep para ver si consigue un préstamo que le ayude a enfrentar la caída de ingresos fiscales por la reducción de un 55% en los precios petroleros. La merma del dinero ha afectado la importación de los alimentos y medicinas, además de los gastos públicos.

El mandatario ha postergado durante más de un año las medidas de ajustes como el precio de la gasolina más barata del mundo y la unificación del control cambiario (existe tres tipos de cambio oficiales que van del 6,30 hasta 50 bolívares por dólar que cohabitan con el mercado negro que vale 173 bolívares por dólar).

Maduro, cuya popularidad ha caído al 22 % según Datanálisis, busca que alguno de los países aliados como Rusia y China le aporte una línea de crédito de unos 15.000 millones de dólares para paliar el gran hueco fiscal. Sin embargo, aún no ha logrado nada concreto por lo que las medidas de ajuste seguirán esperando alguna señal positiva y la espada de Damocles del impago de la deuda se ha activado.

Mientras los anaqueles de los supermercados caraqueños permanecen con temperaturas bajo cero. Los dueños han acordado prohibir a los clientes tomar fotos de la escasez de las neveras y estanterías. Y si alguien se rebela entonces llaman a los uniformados de la Guardia Nacional, que en el mejor de los casos decomisan la cámara fotográfica, no la devuelven, y detienen al fotógrafo.

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