Reliquia Amontillado de Barbadillo recibe el premio al mejor generoso del año

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Bodegas Barbadillo está de enhorabuena: su Reliquia Amontillado ha sido reconocido con el premio al mejor generoso en la 36ª edición de los Premios Guía Vinos Gourmets. Tras la valoración de 3.740 vinos, el Comité de Cata de la Guía Vinos Gourmets 2021 ha premiado aquellos que les han transmitido una sensación sobresaliente.

La bodega sanluqueña Barbadillo, suma este reconocimiento en el año de su bicentenario a las Medallas de Oro otorgadas a sus vinos ecológicos Sábalo y Patinegro en el prestigioso certamen ‘International Organic Wine Award’, y a Manzanilla Pastora pasada en rama en el International Wine Challenge (IWC).

El Amontillado Reliquia junto a otros vinos de Barbadillo.

De complejidad equilibrada, punzante y elegante, Reliquia Amontillado “es un vino generoso muy seco en boca.

Se recrea con un recuerdo salino de su lejana crianza biológica como manzanilla, y seducen los finos toques a maderas nobles de su porte singular. Un amontillado para meditar”, dicen desde la bodega de Sanlúcar.

Bodegas Barbadillo designa con el término “Reliquias” a aquellos vinos de mayor envejecimiento cuyo origen data de la primera mitad del siglo XIX. Cada año se embotellan un máximo de 260 “ejemplares” entre Amontillado, Palo Cortado, Oloroso y Pedro Ximénez.

Isaac Barbadillo recibiendo el premio en Madrid.

Reliquia Amontillado es el resultado de la unión de dos soleras viejísimas: la de Amontillado Soberana, que envejecía en la Bodega El Toro, y la de Amontillado Hindemburg del Conde de Aldama. Antonio Barbadillo Ambrossy cambió a finales del siglo XIX diez botas de manzanilla por cada una del amontillado del Conde de Aldama.

En 2020, Armando Guerra, responsable de Descomunales Vinos Comunes (Alta Gama de Barbadillo), lideró la creación del nuevo formato de medias botellas de las Reliquias con el objetivo de “reordenar y compartir” y dar un mayor protagonismo al vino. El diseño de las etiquetas, que cambiará con cada saca anual, está realizado y pintado a mano por el prestigioso calígrafo madrileño Goyo Valmorisco.

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