Los pescadores de ortiguillas ven peligrar su futuro

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José Pérez lleva buceando desde que apenas era un chiquillo, y desde 2003 posee licencias autonómicas en Cádiz y Granada que le facultan para pescar, comercializar y distribuir ortiguillas, erizos y anémonas en cualquier provincia. Su actividad se centra principalmente en Málaga, y es que allí es donde encuentra los mejores caladeros. Antes solía acudir con más frecuencia a la zona de Tarifa, pero el alga invasora ha esquilmado por completo el hábitat de la ortiguilla en las cercanías del Estrecho de Gibraltar. Esta situación, y un posible cambio en la normativa para la concesión de las licencias, amenazan la forma de ganarse la vida de José quien, además de vender directamente a restaurantes, tiene una página web en la que ofrece sus ortiguillas

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En un par de años este sevillano, perito agrícola de formación y afincado en Cádiz, alcanzará el medio siglo de edad, y ahora recuerda sus inicios, cuando la Junta de Andalucía comenzó a regular la captura de ortiguillas. “En 2003 se otorgaron varias licencias, que te permiten capturar 12 kilos por día y persona. Yo me presenté en la Delegación de Cádiz por desconocimiento, no por la importancia del caladero, y me la dieron. La licencia en Cádiz no sirve para nada, pero el problema no es que no haya ortiguillas, lo que ocurre es que el agua nunca está clara, es imposible coger ortigas con regularidad. Eso de que vamos a Málaga porque en Cádiz hemos esquilmado las ortiguillas es una leyenda urbana. Lo cierto es que los caladeros están allí y en Granada”.

José Pérez, en una inmersión para pescar ortiguillas.

Cierto es que Cádiz tiene la fama de las ortiguillas. José Pérez comenzó a cogerlas hace ya muchos años, en Las Tres Piedras de Chipiona, donde pasaba las vacaciones con su familia. “Allí comenzaron a cogerlas a principios de los 80, yo era amigo de los pescadores y me enteraba de dónde había. Estos recolectores, ya entonces, fueron a Málaga y comprobaron que allí había muchísimas”. Pero, añade, “la mayoría de las ortiguillas que se consumen en Cádiz no son ni de Cádiz, ni de Málaga ni de Andalucía. Son prefritas o frescas de Galicia. Pero claro, Cádiz tiene la fama porque en los años en que me inicié había muchas, pero con las licencias y las restricciones subió el precio, y gran parte de los hosteleros no están dispuestos a pagar lo que vale una ortiguilla de aquí. Prefiere pagar menos y traer del norte, de inferior calidad, porque sabe que la gente va a seguir viniendo. Las ortiguillas de aquí se las comen cuatro gatos que no son de Cádiz, sí se venden algunas pero contadas“.

Las ortiguillas del restaurante Cataria.

Ese fue uno de los motivos por los que decidió hacer su propia página web. “Poco a poco contacté con gente que sí valoraba lo que yo pescaba, probaban las del norte y luego las nuestras y la diferencia es bestial. Las nuestras están en las piedras, en aquellas en las que pueden comer caracolas, erizos, bolo, coquina… De todo. Las que están en los puertos o en las rías no saben a nada porque no comen nada. En época de bonanza, encontraba ortiguillas a poca distancia, pero ahora hay que buscar piedras que están a ocho o nueve metros de profundidad y casi a un kilómetro de la costa”.

El método de pesca de la ortiguilla es totalmente artesanal, usando “un tenedor con las puntas dobladas, de buen acero, que no se doble, y una red que hacemos con una boca especial y un tamaño para los kilos que tenemos que pescar, con lo que es el copo de la traíña, que es una malla más gorda para que no se rompa con las piedras. Todo es a mano, una a una. Dependiendo del tamaño, se más o menos las que tengo que coger para no pasarme del cupo. Luego las pesamos cuando salimos del agua, las escurrimos, le quitamos los cangrejos, las piedras y todo lo que traiga, las volvemos a pesar y les echamos agua para que lleguen vivas. Tras meterlas en bolsas, las llevamos al centro de expedición, donde se envasan y etiquetan. El último paso es meterlas en cajas y enviarlas a los restaurantes. Desde que las pesco hasta que llegan al restaurante pueden pasar unas catorce horas“. Entre ellos, en la provincia gaditana, Cataria y El Faro de Cádiz.

El mini mollete de ortiguillas de El Faro de Cádiz.

Pero el alga invasora, los furtivos  y un borrador que el anterior gobierno de la Junta dejó planteado para modificar la Orden de las licencias ponen en peligro el futuro de la pesca de la ortiga. “Del alga comencé a tener conciencia de lo que era en enero, en una inmersión en el faro de Punta Carnero. Había una alfombra enorme. En marzo, comenzamos la campaña y ya vimos algas por Estepona, cada vez más. Los caladeros que están entre Estepona y Marbella, que son los mejores, están todo plagado de algas. No hay erizos, no hay caracola, no hay nada. Es como si hubiese caído una bomba en el fondo. Hay millones de algas, tapizan completamente la piedra y ahogan todo”.

En cuanto al borrador, “la Orden actual permite un titular por licencia y cuatro recolectores, porque la Ley del Buceo Profesional te dice que para realizar cualquier actividad en el mar tienes que tirarte con un equipo de cuatro personas. Las licencias nos las repartimos entre seis o siete porque en aquel momento nadie quiso optar a ellas. Son renovables cada dos años, y si no tiene sanciones y haces un mínimo de 90 pescas anuales, te renuevan”.

Al ser las licencias provinciales, estaban muy restringidos, por lo que pidieron en la Dirección General de Pesca ser también recolectores, a lo que no se puso ninguna objeción. José Pérez, por ejemplo, tiene una licencia en Cádiz y otra en Granada, pero también es recolector en dos de Málaga, una de Cádiz y otra de Granada. “Eso nos garantiza que si el tiempo está malo en algún sitio, vas a otro a coger tus doce kilos y poder servir a los clientes”.

José Pérez, en una de las playas en las que faena.

Ahí está uno de los temores de José, y es que “si te centras en una provincia estás condenado al fracaso porque vas a fallar, si hay un cambio de tiempo no vas a poder pescar, el señor del restaurante no va a poder tener las ortiguillas y a los tres días que le falles, se busca otro proveedor que no le va a dejar tirado, en este caso las ortigas del norte, que están en una ría donde haya el tiempo que haya va a haber ortiguillas. Nuestro caso no es ese, dependemos cien por cien de los vientos y de la distancia, yo no tengo las ortigas ahí al lado, ojalá, tengo que desplazarme 200 o 300 kilómetros diarios ida y vuelta en muchas ocasiones”.

En el nuevo borrador, “se quieren dar 45 licencias más en Málaga y creo que 21 en Cádiz. La Junta piensa que tenemos el monopolio de las ortiguillas. Pero eso no es así, cuando se otorgaron las licencias nadie las quiso, y durante 16 años hemos hecho nuestra vida en torno a estas licencias. Mi vida es mi licencia. Si ahora me dicen que a mi me toca la licencia de Cádiz y solo puedo pescar aquí, en dos días me voy al paro. Solo podría faenar en Cádiz  y coger doce kilos, y con eso no se puede vivir”.

Las ortiguillas, listas para la venta.

Los pescadores de ortiguillas han presentado una serie de alegaciones. Dice Pérez que “los caladeros no están como en 2003. Entonces se hizo un estudio completísimo en el que buzos y biólogos examinaron todos los caladeros y decidieron, con una buena base, el número de licencias y el total de capturas permitido. Ahora dicen que lo que quieren en el borrador parte de una petición popular de la ciudadanía y unos estudios del Instituto Oceanográfico Español. ¿Petición popular de quién? Nadie nos ha consultado nada, y ya me gustaría ver ese informe que mencionan. Además, te dicen ahora que las licencias son individuales, con lo que tampoco tienen en cuenta la Ley del Buceo, algo que hemos hecho notar en nuestras alegaciones, no se está teniendo en cuenta una ley superior. Si ese borrador se firma, se firma mi sentencia de muerte“.

Desde 2016, los pescadores de ortigas tienen una asociación, a través de la cual han solicitado reuniones tanto como en Director General de Pesca de la Junta de Andalucía como con las delegaciones territoriales, aunque aún no han recibido respuesta. Por si fuera poco, “han aprobado una nueva orden que regula el marisqueo a pie y han incluido el erizo y la anémona, lo que en la práctica podría suponer que cualquiera que posea una licencia de a pie pueda “legalizar” ortigas procedentes del furtivismo. En Cádiz no hay posibilidades de mariscar erizos y ortiguillas a pie porque no hay. Es una sinrazón“, concluye.

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