Cómo explicarles que no van a recibir todo lo que piden en su carta a los Reyes Magos

El coronavirus y la incertidumbre han dañado la economía de muchos hogares que destinarán menor recursos a regalos

Laura Peraita

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Este año, el coronavirus ha dado de lleno en muchos bolsillos. Los ERTES, el cierre de negocios y situaciones de paro han dañado duramente la economía de numerosos hogares. A pesar de que los padres intentan que los niños lo aprecien lo menos posible, lo cierto es que seguramente los Reyes Magos no podrán cumplir con todos los deseos de los pequeños . ¿Cómo hacerles entender que no recibirán todo lo que piden?

Según Raquel Huéscar, psicóloga adultos e infanto-juvenil , para poder responder a esta cuestión sería importante que nos planteáramos si en algún caso es posible satisfacer por completo el deseo de los hijos. Y, de serlo, ¿es lo mejor para ellos? La clave, según esta experta, está en diferenciar entre necesidades y deseos. «Las necesidades principales de los hijos son el amor y el cuidado. Estando éstas razonablemente satisfechas, los deseos de los hijos se pueden colmar sólo en parte. Precisamente eso que falta en la satisfacción del deseo es lo que ayuda al protagonista a buscarlo de forma creativa, favorece la tolerancia a la frustración e imprime carácter. Muchas familias pasan en estos momentos por dificultades económicas, pero no siempre los mejores regalos son los más costosos ».

Para ayudarles a renunciar a algunas de sus peticiones es bueno tener en cuanta su edad. A mayor edad del niño podremos dar más o menos explicaciones, pero lo que les hace crecer es no tenerlo todo . «La ilusión de los niños por el día de Reyes es maravillosa y, por supuesto, los padres quieren lo mejor para sus hijos. Si como padre asumes que haces lo que puedes y te despojas de la culpa, podrás acompañarle en el proceso que supone la asunción de que no siempre en la vida tenemos todo lo que queremos. Ni de niños ni de adultos. También es importante que no condicionemos ningún aspecto, como las notas o su comportamiento, a los regalos que reciban ».

Añade esta psicóloga que «sin falta no hay deseo y manejarse con lo que no está a lo largo de los años es fundamental para la vida. Para los niños muy pequeños (hasta los dos años) es prácticamente imposible no estallar de rabia cuando algo no es como ellos quieren o esperan. Con el paso de los años, si todo va bien, se pueden ir encajando estas situaciones de otra manera, poniendo en marcha otros recursos de uno mismo, hablando de ello y superándolo cuando es posible».

Explica que, de esta forma, les ayudará a ser feliz en la vida, porque asumirán que no podemos tenerlo todo, pero que tampoco importa. « Con la limitación lidiamos todos los días y, aún así, podemos ser felices ».

No hay que olvidar tampoco que los niños, en las primeras etapas de su infancia, son egocéntricos, que no egoístas. Ellos sólo pueden ponerse en su lugar. «El egoísta es aquel que sí ve la posición del otro, pero no le importa lo que pueda sentir. Un niño de dos años no puede ser empático, pero uno de siete sí. Podemos ayudar a los niños a adquirir estas habilidades tan necesarias como siempre, desde el propio ejemplo. Aprenden más desde lo que ven, observan y perciben que de lo que les decimos».

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