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La «viuda negra de Gucci» recibirá una compensación de un millón de euros al año

Un tribunal dicta que el acuerdo de divorcio que Patrizia Reggiani firmó con su exmarido, Maurizio, al que ordenó asesinar, no ha prescrito

CORRESPONSAL EN ROMA Actualizado: Guardar
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Patrizia Reggiani Martelli, la «viuda negra» más famosa de Italia, protagonizó una trágica historia que conmovió a todo el país. En 1995 contrató a un sicario para que asesinara a su exmarido, Maurizio Gucci, último heredero de la famosa casa de moda toscana. Se llegó a pensar que detrás del asesinato había una historia de intriga internacional. Pero después de 23 meses de investigaciones se descubrió que el pistolero contratado por Patrizia mató a Maurizio en el portal de su casa de Milán, cuando salía hacia el trabajo, la mañana del 27 de marzo de 1995. No había intrigas de mafias o misteriosos intereses financieros. Simplemente, Reggiani, cegada por los celos, era una mujer dispuesta a todo con tal de no perder el estatus de «señora Gucci» y sus correspondientes privilegios.

En el proceso quedó en evidencia que ideó el asesinato del marido para impedir que el apellido Gucci, después de 18 años de matrimonio, fuera adoptado por la nueva compañera de Maurizio, Paola Franchi. Sin duda, una sucesión de hechos que bien podían encuadrarse en un culebrón televisivo, cuyo último capítulo se escribe estos días. Un tribunal acaba de dictar que Patrizia recibirá una pensión de un millón de euros al año, proveniente del patrimonio de su exmarido controlado ahora por sus dos hijas.

Mujer extravagante y de pocas palabras, conocida por su imagen un tanto excéntrica y por el loro que la acompaña en su hombro a todas partes, pasó 16 años entre rejas en la prisión de San Vittore en Milán por instigar el asesinato de su exmarido. Hoy es ya una mujer libre y se dispone a recibir una importante cantidad en herencia de su marido asesinado. Gucci y Reggiani, que se divorciaron en 1985, firmaron el 24 de diciembre en St. Moritz, en Suiza, un acuerdo en el que el empresario se comprometía a pagar a su exmujer 1,1 millones de francos suizos (un millón de euros) cada año, durante toda su vida. Después del homicidio, las hijas del matrimonio, Alessandra (nacida en 1976) y Allegra (1981), únicas herederas del patrimonio del padre asesinado, rechazaron pagar a la madre las cifras previstas en ese acuerdo. Pero una sentencia del tribunal de Apelación de St. Moritz es clarísima: «El pago para toda la vida a favor de Patrizia Reggiani es fruto de un acuerdo previo al homicidio y no ha prescrito con el asesinato. El comportamiento, penalmente sancionado, de Reggiani es en este caso irrelevante».

Los jueces han establecido que le corresponderían, además, 24 millones de euros por los años pasados. Alessandra y Allegra están dispuestas a llevar el caso ahora al Tribunal Supremo para no pagar a la madre. Curiosamente, Alessandra y Allegra, que siempre estuvieron cercanas a la abuela materna, Silvana Barbieri, creyeron casi siempre en la inocencia de su madre. Según ellas, Patrizia Reggiani fue manipulada, era «prisionera de la maga Pina Auriemma que le ha absorbido la vida y la trataba como una marioneta».

Patrizia Reggiani fue condenada a 26 años de cárcel, pero por buena conducta se le rebajó la pena. En 2014 le concedieron la libertad condicional, con la obligación de realizar trabajos sociales. Pero no estaba dispuesta a dejarse la piel: « Nunca he trabajado y no tengo intención de comenzar ahora», manifestó cuando estaba a punto de abandonar la prisión. Al final, se le asignó un cómodo trabajo como «consultora de estilo» en una joyería de Milán.

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