Paloma Aliende y Mario Conde en la puerta de la Audiencia Nacional en 1999, durante el juicio por el «Caso Banesto»
Paloma Aliende y Mario Conde en la puerta de la Audiencia Nacional en 1999, durante el juicio por el «Caso Banesto» - EFE

Paloma Aliende, la única mujer que permanece al lado de Mario Conde

La fiel secretaria del exbanquero es su único apoyo. Lleva a su lado más de veinte años

MADRID Actualizado: Guardar
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Cuando a primera hora de la mañana del 28 de diciembre de 1993 Mario Conde salía de su casa, en la madrileña calle de Triana, no podía presagiar que la «inocentada» de aquel día sería real. Una llamada de urgencia le obligó a cambiar su itinerario: en lugar de acudir a su magnífico despacho de Banesto de la calle de Alcalá, el gobernador del Banco de España -que por aquel entonces era Luis Ángel Rojo-, le reclamaba con urgencia en el suyo, situado en la Plaza de Cibeles. Después de una dura, tensa y triste conversación, Conde llegaba por fin a la sede de Banesto con una carta rubricada por el Banco de España donde se anunciaba la intervención de la entidad y su destitución como presidente, además de la de su consejo de administración.

Fue uno de los días más dramáticos de la historia de la Banca española. En los quioscos, la prensa no hablaba de otra cosa. « El Banco de España garantiza la estabilidad de Banesto para mantener la plena confianza de los depositantes», tituló este periódico en portada el 29 de diciembre de 1993.

Al llegar a las oficinas centrales del banco que había dirigido durante los últimos seis años, Conde entró en al ascensor acompañado de sus guardaespaldas y subió hasta la cuarta planta para acudir al salón plenario, donde le esperaban todos los consejeros de Banesto. Tras anunciar la noticia, se retiró a su despacho. En la puerta le encontraban sus secretarias de confianza, entre ellas Mercedes Rodríguez Castaño y Paloma Aliende.

La secretaria más joven

«Cuando llegó las encontró llorando. Les dijo que habían ido a por él muchas veces y que ahora lo habían conseguido. Les contó cómo empezó, que procedía de una familia humilde y que lo importante era seguir creciendo, montar cosas y mirar hacia adelante», recuerda a este periódico un testigo de aquella conversación. Después, «se llevó a Paloma a un aparte y le propuso que siguiera trabajando con él como su secretaria personal». Ella era la más joven de las tres que tenía -por aquel entonces, había cumplido los 23 años-, y, como Conde, siempre iba hecha un pincel, con sus abrigos de paño largos, su melena corta, pantalones de pinzas y zapatos de tacón ancho.

Elegante y discreta, Paloma nunca ha abandonado a Conde. Además de su hija Alejandra, es la única mujer que jamás le ha fallado y que sigue a su lado. «Secretaria personal de Mario Conde desde hace más de veinte años», reza su biografía de Twitter, una cuenta donde no publica nada desde el pasado 4 de abril. Nueve días antes de que Conde volviera a ser arrestado, esta vez por traer -no por sacar- más de 13 millones de euros a España.

«Paloma es una mujer muy leal. Nunca la han sacado en ningún sitio, jamás la pillarás en un renuncio y nadie ha conseguido que ella diga algo sobre Conde», cuenta una persona que la conoce bien. «Todos sueñan con tener una secretaria tan discreta y eficaz como ella», comenta.

El 13 de octubre de 2007, Lourdes Arroyo, mujer de Mario Conde desde hacía 34 años, fallecía a causa del cáncer. Pocos meses después de su muerte, cuando Conde todavía se estaba recuperando del mazazo, se empezó a rumorear que mantenía una relación con su joven secretaria. «Nunca fue así. No hubo nada entre ellos», apostillan desde el entorno de Aliende. Y añaden: «Entre ellos siempre ha habido una relación muy estrecha, pero siempre se ha reducido a la de jefe-empleado. No han tenido nada más».

En la cárcel

Aliende es para Conde mucho más que una secretaria: ella controla su agenda personal y profesional. Después de más de 20 años trabajando juntos, han llegado hasta tal punto de confianza y apoyo mutuo que si se rastrea la hemeroteca, se la puede ver acompañando al exbanquero a prisión o acudiendo a buscarle en alguna de sus salidas. Este binomio sufrió el pasado mes de abril un déjà vu que les trasladó a las oficinas del banco Banesto de 1993. Con Conde fuera de la cárcel tras pagar su fianza, juntos se disponen a empezar de nuevo.

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