Mirren al desvelar su estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood
Mirren al desvelar su estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood - reuters

Helen Mirren: «No me gusta la palabra sexy»

La actriz de 69 años ha señalado que prefiere describir a las personas con otros adjetivos

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La actriz inglesa Helen Mirren ha señalado en un programa de televisión que no le gusta el uso de la palabra sexy para describir a las personas. La «Dama» de 69 años, quien goza de belleza y una buena figura, ha hecho estas declaraciones tras ser interrogada en «Today» sobre si era consciente que es un «objeto de deseo» y sobre si le gusta el calificativo de «sexy» que se le suele aplicar a ella.

«No claro que no. No podría ser consciente sobre ello, sería terrible», respondió al primer comentario. «No me gusta (la palabra sexy) porque pienso que se ha usado en exceso y limita a las personas», ha dicho la única actriz que se ha metido en el papel de Isabel I e Isabel II en la gran pantalla

«Limita las cualidades humanas a un aspecto mundano y banal. Los seres humanos son más complejos, interesantes y profundos que eso. Me gustaría que existiera una palabra que expresara esa mayor riqueza», ha dicho la Dama.

Mirren ha sido calificada en muchas ocasiones como «sexy», debido a la buena figura que conserva pasados los 60 años. Hace tres años, con 66 años, fue votada como el «Cuerpo del Año» fue calificada en 2008 como la «Reina del Bikini» tras la aparición de varias fotografías en bañador de dos piezas que desvelaban su abdomen plano.

La actriz inglesa señaló en una entrevista con «Radio Times Magazine» que en esa ocasión estaba posando para su esposo, Taylor Hackford. «Tuve suerte, porque de todas las posibles fotos, me hicieron una cuando estaba apretando el abdomen para tratar de lucir bien», ha dicho, tras señalar que esa vez escaló unas rocas con su esposo para buscar algo de privacidad, algo que no logró.

Mirren presentó el pasado febrero la película «Woman in Gold», de Simon Curtis, en la que se pone en la piel de Maria Altmann, la hija de unos judíos austríacos asesinados en el Holocausto que décadas después regresa del exilio en Estados Unidos a Viena para reclamar un retrato de su tía, pintado por Gustav Klimmt y expoliado por los nazis.

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