El acusado, ayer, con un cartel contra ABC en la puerta del los juzgados DE SAN BERNARDO

La fiscal mantiene la condena de «Branco» a tres años de cárcel por amenazas y lesiones

Considera probado que exigió 13.000 a un empleado por una falsa deuda y le dio un plazo para saldarla; de no hacerlo, su vida y la de su familia corrían serio peligro

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El Ministerio Público solicitó ayer tres años de prisión para Branislav Bajalica, alias «Branco», presunto líder de una mafia serbia de extorsiones, por exigir 13.000 euros a un empleado por una falsa deuda. Le acusa de los delitos de amenazas, lesiones y tenencia ilícita de armas. La fiscal considera probado que al acusado, tras propinar una paliza a la víctima (21 de marzo de 2006) en la oficina, le dieron una semana para abonar lo que le debía por un supuesto robo. Si no, su vida o la de su familia correrían peligro, incluso de muerte. «Todo ello lo han corroborado los investigadores del Grupo XVI de la Udyco y las grabaciones».

El trabajador, testigo protegido, que denunció los hechos siete días después junto a su mujer «por miedo», fue intimidado con el arma de fuego que el procesado llevaba «siempre encima» y que fue hallada en la mesilla de noche de la casa de «Branco», durante el registro, «cargada y preparada para ser usada», precisaron todos agentes que testificaron en el juicio, que quedó visto para sentencia.

«Tenía un pitbull listo para atacar. Pasamos más miedo que vergüenza».

En cuanto a su supuesto lugarteniente, Alen Nisisch, encargado de cobrar el dinero, y para quien la fiscal pedía 2,5 años de cárcel, retiró la acusación de lesiones, al no haber quedado acreditadas. «Branco», denominado el «jardinero» de Patrimonio, pues a través de su empresa tiene entre sus clientes los Reales Sitios de Aranjuez o El Escorial, relegó a la víctima a las tareas de poda tras el supuesto robo, en lugar «de despedirle», sostuvo la fiscal.

Los investigadores sostienen que era «Branco» quien tenía la deuda con otro presunto mafioso, apodado el «Señor X», y que eligió como cabeza de turco al extorsionado, que, presa de pánico, no sabía a quien tenía que pagar, hasta que supo que a «Branco».

«Interés espurios de la exmujer»

La estrategia de la defensa, basada en desacreditar el testimonio de la exmujer de la víctima, no funcionó para la fiscal. «Obedece a intereses espurios porque cambió de colegio a su hijo y pidió a los agentes que mediaran para que la cambiaran de centro de trabajo por las amenazas que recibía». La acusación particular no estuvo presente ayer por miedo, según las fuentes consultadas por ABC.

El procesado no paró de hacer comentarios durante la explicación de uno de los testigos, hasta el punto de que el juez le llamó al orden y amenazó con expulsarle de la sala. Además, hablaba con Nisisch. En su alegato final, el magistrado también le llamó la atención, dado que se giró para dirigirse a los agentes que declararon ayer y que participaron en las investigaciones, detención y registros. En el primer receso trató de acercase a uno de los policías para hablar con él, un extremo que fue impedido por el juez.

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