«Branco» lanzando un beso a la cámara, ayer, a la entrada del juzgado número 5 de lo penal de Madrid
«Branco» lanzando un beso a la cámara, ayer, a la entrada del juzgado número 5 de lo penal de Madrid - DE SAN BERNARDO
Juicio a la presunta mafia serbia

Branco: «Conmigo no vais a poder; os voy a machacar legalmente fuera de España»

La fiscal pide 3 años de cárcel al «jardinero» de Patrimonio, por amenazas y lesiones

Madrid Actualizado: Guardar
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Branislav Bajalica, alias «Branco», de 48 años, se sentó ayer en el banquillo de los acusados del juzgado de lo Penal número 5 de la capital tras nueve años de proceso judicial. El presunto líder de una mafia serbia de extorsiones, según la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de Madrid, se defendió junto a Alen Nisich –su supuesto lugarteniente–, de amenazas de muerte y secuestro a uno de sus extrabajadores. La acusación particular y el Ministerio Fiscal solicitan para ambos penas de tres y dos años y medio, respectivamente, por amenazas y lesiones.

El juicio no pudo concluir por falta de tiempo y el juez emplazó a las partes a retomar la sesión el próximo 2 de diciembre.

Faltan aún por declarar los miembros del Grupo XVI de la Policía Nacional que llevaron a cabo la investigación y cuyo informe y pinchazos telefónicos intenta impugnar la defensa de Bajalica para pedir su nulidad.

«Branco», dueño desde 2001 de una de las empresas de jardinería punteras en Europa, como informó ayer ABC, se defendió de todas las acusaciones negando cualquier actividad delictiva relacionada con las bandas del Este. Se presentó como un ciudadano ejemplar y llegó a los juzgados de la calle de Julián Camarillo altivo y seguro de su «inocencia». «Conmigo no vais a poder. Os voy a machacar legalmente fuera de España», dijo nada más empezar a declarar, en referencia a la acusación particular. Una actitud que mantuvo durante la vista con varias interrupciones al juez, que amenazó con expulsarle de la sala.

No soy millonario, pero 13.000 euros me resbalan. Yo regalé 300.000 al Ayuntamiento de Navacerrada en obras

Negó haber dado u ordenado dar una paliza, secuestrar y amenazar de muerte a su exencargado –que declaró bajo la figura de testigo protegido– para cobrar una deuda de 13.000 euros. «No soy millonario, pero 13.000 euros me resbalan. Yo regalé 300.000 al Ayuntamiento de Navacerrada en obras y podas», se vanaglorió. El testigo protegido, el único de los querellantes que continúa con su acusación en pie, también acudió ayer a los juzgados pero su defensa no permitió que ABC estuviera presente en la sala durante su declaración tras el biombo.

«Se ha inventado todo por venganza»

Los hechos juzgados ocurrieron supuestamente el 21 de marzo de 2006 en las oficinas de la empresa. Lejos de una agresión, Bajalica intentó ayer darle la vuelta a la escena relatada por la acusación. «El testigo protegido había estado robando y le descubrimos. Actuaba como el dueño de la empresa. Se había inventado trabajadores falsos para quedarse con las nóminas y se había compinchado con un empleado de una gasolinera para justificar un gasto de 500 euros diarios, que se embolsaban a medias», dijo.

«Él era el encargado y daba los sueldos. Se le relegó de su puesto y se le puso a podar. Voy a demostrar que se ha inventado todo por venganza», prosiguió. «Nunca le amenacé. El reconoció la deuda. Yo solo le dije: ‘Has perdido al mejor amigo del mundo’. He estado más tiempo con él que con mi mujer sin ser gay, con todos los respetos», recalcó, e indicó que fue él quien le trajo de Serbia junto a su esposa y su hijo –que es su ahijado–. Sí reconoció la existencia una pistola del calibre 9 milímetros en su casa para defenderse, pese a carecer de licencia.

«Si yo soy un mafioso, ¿esa persona iba a salir de allí? Con cuatro personas pegándole no habría quedado ni un cordón», dijo en referencia a Alen Nisich, Vujanic Dusan y Trypco Kraljevic, presuntos miembros de la mafia a quienes la investigación sitúa aquel día junto a «Branco» en la oficina. «Ni yo ni nadie le agredió. Él si me pegó una patada y yo le di un empujón. Hubo palabras altas pero nada más. El volvió a trabajar los días siguientes», reconoció.

Nisich relevó como encargado a la víctima de la paliza. De él dijo que, días antes de la reunión en la oficina, tuvo «un porrazo con el coche» que le provocó una lesión en el cuello: «Salió del despacho sin ningún golpe en la cara o el cuerpo». Negó haber reclamado al testigo protegido la deuda de 13.000 euros. Si recordó que el exencargado le dijo: «Esto no va a acabar aquí. Esta empresa se va a ir a la mierda».

Insultos a la Policía

Sorprendentemente, la exmujer del querellante que, también denunció y en abril de 2006 ratificó haber recibido amenazas, inopinadamente, negó ayer haber sufrido extorsiones. Incluso dijo no recordar si su marido tenía la cara herida tras la presunta paliza. Hace dos años que está separada de él: «Puede ser que lo que pusiera en el parte policial lo dijera mi exmarido. Su obsesión por Branco era enfermiza».

El director técnico presente aquel día en el despacho, el único español, corroboró ante el juez la versión de su exjefe y negó ninguna paliza. Tampoco «recordó» haber hablado por teléfono con el testigo protegido. «Es mi teléfono, pero ¿soy yo? ¿es mi voz?», preguntó a la fiscal sobre las escuchas.

Sorprendió que el entonces jefe del puesto de la Guardia Civil de Becerril de la Sierra testificara ayer que la Udyco «persuadió a la jueza instructora» y dudó de que la Policía «tuviera competencia sobre su demarcación». «Su actuación fue apestosa y sarnosa, pero yo puedo ser más apestoso jurídicamente fuera de este país», advirtió «Branco».

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