Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Las grietas de la civilización

En Cs todavía están empeñados en ser modernos, cuando ya se ha visto que la modernidad ha ido matando a los partidos políticos

Francisco Igea conversa con la exsecretaria de Programas de Ciudadanos, María Ángeles Fernández Ramil EFE

Hasta que llegue el día sólo nos queda salvaguardar la civilización, que es este reducto que nos legaron los griegos, los romanos, nuestros abuelos y los visigodos que paseaban por mi jardín. Está la civilización occidental reseca de tanto invierno a la intemperie… Este barbecho intelectual que nos hemos impuesto: el relativismo, la eutanasia y Adriana Lastra. Las grietas de la civilización son diputados en chandal dando ruedas de prensa en el Congreso –Rafa Mayoral– como si fuesen estrellas de cine que iban de incógnito al supermercado. O el cumpleaños de Irene Montero retransmitido para todo el mundo. Los bárbaros en esta ocasión no vendrán de ningún sitio, hace tiempo que los parimos aquí. Y ahora les hemos dado ministerios para que los trasformen en «Indiana Bill».

Ante este panorama postapocaliptico del intelecto que es «La isla de las tentaciones», sólo queda agarrarnos a los grandes éxitos de la civilización: la tortilla de patata poco hecha, el Negroni y las urnas. Son precisamente estos inventos los que no admiten revisión. Las urnas, como dice el Papa Juan Pablo III de Sorrentino de la biblia, no son un iPhone y por lo tanto no necesitan actualización.

En Cs todavía están empeñados en ser modernos, cuando ya se ha visto que la modernidad ha ido matando a los partidos políticos. Pero ellos venga a insistir en este posmodernismo que consiste en comer sin mantel, en meter la sopa de marisco en croquetas y en votar por internet. Prácticas que nos acercan al oscurantismo. Así fallaron ayer los sistemas informáticos de votación para elegir compromisario como «fallaron» en las primarias de Castilla y León del año pasado. La facción de Igea debe de estar alegre porque es el escenario con el que empiezan las grandes remontadas. Igea, cuando hay problemas informáticos y un juzgado por el medio, se crece como el Cid Campeador y tal vez hasta acabé liderando el partido en marzo o enterrándolo.

Y mientras lo deciden el resto seguiremos aquí, salvaguardando occidente a base de Negronis. Porque la civilización es un cúmulo de lecturas y de avances que ponemos a prueba cada cierto tiempo con una guerra o dándole un ministerio a Garzón. La civilización es el Renacimiento, la Junta de Valladolid, el «Cristo muerto» de Velázquez, leer a Santo Tomás de Aquino. La resurrección de la carne caerá en sábado y hará este mismo sol con el que escribo. A mí me alcanzará en La Mudarra con los lirios verdes e impacientes, como si quisieran aprender a andar. Después escribiré una crónica. De todo hay que hacer crónica, hay que llenar periódicos, incluso cuando no quede nadie para comprarlos.

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