El otrora líder de «Ciutadans»

Hay que ver lo que cambian las relaciones de los líderes políticos tras una noche electoral. No pasaron ni 48 horas después del 24-M cuando el presidente del Gobierno cogió el teléfono para llamar al líder de Ciudadanos tratando de remediar que aún no conocía a Albert Rivera más que de verlo por televisión. Ayer por fin ya pudo comprobar, en una comida de trabajo, quién es el líder del partido destinado a permitir el Gobierno del PP en cuatro comunidades.

Hace poco más de un año, cuando Ciudadanos dio el salto a la política nacional para presentarse a las últimas elecciones europeas, Rivera recibió una llamada de la Zarzuela pidiéndole que acudiera a entrevistarse con el Rey (entonces Don Juan Carlos), encuentro de carácter privado al que no se dio publicidad.

Unos días más tarde el joven político fue citado por el entonces Príncipe, hoy Rey, a quien naturalmente acudió a ver.

Después de hablar con ambos de la situación política en general y muy en concreto de los problemas creados por el independentismo catalán, al que Ciudadanos se opone frontalmente, Rivera consideró oportuno rematar esa serie de conversaciones haciendo una visita a Mariano Rajoy. La iniciativa fue rechazada por una persona del gabinete del presidente del Gobierno que le transmitió el mensaje de que si quería contactar con el PP debería hacerlo a través de la presidenta de los populares de Cataluña, Alicia Sánchez Camacho. Luces cortas de quienes no quisieron ver la proyección futura de un político conocido en Cataluña pero que frecuentaba ya Madrid.

El PP trató de encasillar a Rivera en el ámbito político catalán hasta los comienzos de la última campaña elecoral. «Ciutadans» era el nombre con el que se refería a su partido el jefe de la campaña popular, Carlos Floriano, por aquellas fechas por las que un Foro de ABC tuvo como invitado a un Albert Rivera que reunió a numerosos personajes de la vida empresarial y periodística madrileña pero una única persona del PP: la entonces delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, a la que criticaron por asistir los suyos, amiga personal del líder de Ciudanos desde que ambos acudían juntos a tertulias y hoy una de los dirigentes populares que necesitan para gobernar el apoyo del político al que sus líderes despreciaron.