De romería a la cárcel de Sevilla para postrarse ante los presos etarras

La presidenta de Juntas Generales de Guipúzcoa, Lohitzune Txarola, de Bildu, visitará el próximo 17 de enero a los presos de ETA que en el centro penitenciario de Sevilla II cumplen amplias condenas por sus muchos crímenes. Recorrerá, entre la ida y la vuelta, cerca de 2000 kilómetros -¿quién paga esto?-, no para pedir a los reclusos que se arrepientan y pidan perdón a sus víctimas. Tampoco para que intercedan ante los cabecillas a favor de la entrega de las armas y disolución sin condiciones de la organización criminal. No. Txarola acude a la cita para interesarse por la situación de los presos, sus demandas y, quizá, para hacerles entrega de algún presente -¿quién paga esto?-.

Allí, en Sevilla, purgan sus penas los etarras Iker Agirre Bernadal, Jabi Agirre Odriozola, Gurutz Agirresarobe Pagola, Iñaki Arakama Mendia, Rufino Arriaga Arruabarrena, Asier Arzalluz Goñi, Juan María Etxabarri Garro, Garikoitz Etxeberria Goikoetxea, Jesús Goikoetxea Garralda, Roberto Lebrero Panizo, e Iñigo Vallejo Franco.

La visita a los criminales ha sido posible porque el pasado mes de marzo la autodenominada «Comisión de Políticas de Igualdad, Derechos Humanos y Memoria Histórica» aprobó una resolución en la que se solicitaba la personación en la cárcel de Txarola y de la presidenta de la Comisión de Derechos humanos e Igualdad para conocer la situación de estos reclusos. El acuerdo fue posible con los votos de Bildu, Aralar y el PNV, mientras que PSE-EE y PP votaron en contra. Y en dicho acuerdo se exigía la defensa de «todos los derechos humanos de los presos vascos».

Los trámites para llevar a cabo esta visita se iniciaron en marzo, pero, desde Presidencia de las Juntas los bildutarras lamentan que «no ha sido posible cerrar la fecha de la visita hasta hoy, pues han sido numerosos los obstáculos institucionales y burocráticos». Finalmente, Txarola y la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Inko Iriarte, acudirán el próximo 17 de enero, con la pretensión, también, de mantener una cita con los responsables de la cárcel de Sevilla II.