TRIBUNA

Sobre el crédito, su precio y los márgenes bancarios

El economista Carmelo Tajadura asegura que ya no volverán los crecimientos de dos dígitos del stock de crédito registrados en los balances de los bancos en los años anteriores a la crisis

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En los últimos años existe cierta confusión respecto al comportamiento del crédito en nuestro país. Los bancos han venido informándonos de que aumentaban notablemente las nuevas operaciones de financiación y, sin embargo, el volumen de crédito contabilizado en los balances continuaba reduciéndose. Además, los clientes se quejaban del precio que pagan, mientras los inversores, reguladores o agencias de rating nos alertan de la limitada generación de márgenes del sector.

En realidad, todas estas afirmaciones son válidas aunque también parciales. Los últimos datos disponibles (de septiembre) muestran que el volumen de crédito otorgado por el sistema financiero a empresas y familias sigue registrando una tasa de crecimiento interanual negativa (-3,4%) y prosigue así el período más largo de restricción crediticia desde que se conocen datos oficiales (años 60).

Ahora bien, ese descenso actual es el menor de los últimos cuatro años. Y, como se aprecia en el gráfico, el cambio reciente más importante es que el nuevo crédito concedido en 2015 (facturación) ha aumentado por primera vez desde 2011 y a un ritmo elevado (14%) hasta los 441.000 millones de euros. Sin embargo, como el importe de las cancelaciones de crédito (por pago al vencimiento, amortizaciones de fallidos, canjes por otros activos, venta de carteras de préstamos, etc…) todavía sigue siendo superior (481.000 millones), el stock de crédito en vigor sigue su evolución negativa.

Corregir el enorme exceso de endeudamiento del sector privado español (el crédito se había multiplicado por cinco entre 1996 y 2008 hasta situarse cerca del 180% del PIB) es un arduo proceso que está necesitando, como es lógico, varios años para materializarse. En la actualidad, el crédito privado representa el 125% del PIB, tras un significativo ajuste en familias y en empresas, sobre todo en los segmentos más apalancados. El proceso está ya bastante avanzado y, al mismo tiempo, la mejora de las expectativas económicas determina un aumento de la demanda de financiación por parte de los sectores más dinámicos, así como de la oferta de los bancos, para rentabilizar su negocio. Por todo ello hay una elevada probabilidad de que en 2016 la facturación supere a las cancelaciones y, por tanto, que el stock mantenido en los balances bancarios aumente tras seis años de descensos, aunque desde luego menos aún que el PIB nominal. Los crecimientos de dos dígitos anteriores a la crisis no volverán, salvo esporádicamente.

En cuanto al precio del crédito, también clientes y bancos tienen parte de razón. Así, con el estallido de la crisis, el aumento considerable de la percepción del riesgo y de los requerimientos de capital, llevaron a un significativo encarecimiento de spreads, incluso duplicando los existentes cuando detonó Lehman. El crédito al consumo y el otorgado a pymes fueron los más afectados, especialmente en 2012-13, momento álgido de la crisis. Sin embargo, más tarde y especialmente en 2015, con la mayor competencia bancaria por generar crédito y rentabilizar el balance, se observa un abaratamiento claro y especialmente intenso en el caso de las pymes. Así que los márgenes hoy son ciertamente reducidos.

En definitiva, los ingresos de la banca española se han visto muy presionados por este largo proceso de reducción de los saldos y tipos del crédito y esta presión seguirá aunque aumente algo la financiación a hogares y empresas en 2016. Dicho incremento previsiblemente va a ser moderado y con precios más baratos que en el pasado reciente. La rebaja de los costes de los depósitos ya ha agotado prácticamente sus efectos y la inversión alternativa en deuda pública no es muy prometedora con los tipos actuales. Por tanto, para mejorar sus resultados operativos, con unos tipos de interés de referencia muy reducidos, los bancos deben vigilar al máximo en 2016 la estructura y crecimiento de su balance e hilar fino en la gestión de los márgenes. Y, adicionalmente, avanzar en eficiencia mediante el ahorro de gastos operativos bien de forma orgánica, bien con una nueva ronda de integraciones.

Ver los comentarios