Muñecos gigantes que parodian a Dilma Rousseff y Lulo Da Silva es ubicado por protestantes en Brasil
Muñecos gigantes que parodian a Dilma Rousseff y Lulo Da Silva es ubicado por protestantes en Brasil - reuters

¿Qué pasó con Brasil?

La antigua revelación emergente entra en recesión en plena convulsión política

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Después de ser la revelación de los emergentes en la década pasada, Brasil parece abonada a la decepción. La semana pasada, el Gobierno confirmó que el país está en recesión, mientras los índices de producción industrial, desempleo e inflación se disparan. El crédito, que abundó en los últimos años, vuelve a esconderse, y el presupuesto para 2016 es deficitario por primera vez en la historia. La economista Dilma Rousseff, que fue reelegida negando la crisis, ahora admite que se equivocó en no preverla, mientras aplica un duro ajuste fiscal y trata de evitar que el país sea rebajado en cualquier momento por las agencias de calificación.

Brasil presenta sus peores números desde la crisis de 1999, cuando con el cambio fijo y paridad con el dólar, tuvo que devaluar rápidamente el real.

Para los especialistas, la diferencia ahora es que con el cambio flexible, y una mejora en el balance comercial, el país tiene más capacidad para absorber choques externos. Sin embargo, la situación política es complicada, con las investigaciones de desvíos gigantescos en la estatal Petrobras y presiones latentes por una moción de censura contra Rousseff.

El ministro de Economía Joaquim Levy, reconoció esta semana un déficit equivalente a más de 7.000 millones de euros en su presupuesto de 2016, cambiando la postura del año pasado, cuando el gobierno maquilló las cuentas para garantizar la reelección de Rousseff. El PIB, recién anunciado, del segundo trimestre, retrocedió un 1,9%, mientras la producción industrial acumula en los seis primeros meses del año una contracción del 6,3% en comparación con el mismo periodo de 2014. La inflación internaual ya está en el 9,6%, el desempleo ha acendido hasta el 8,3%, el dólar va camino de los 4 reales y la popularidad de Rousseff, por debajo del 10%, es la peor de un presidente en las últimas tres décadas. La expectativa para el PIB de 2015 es de una caída del 2,1%, según la consultora Austin Rating, que considera que el país camina hacia su peor descalabro en 85 años. «Las principales economías del mundo están creciendo, excepto Ucrania y Rusia, que están en guerra», compara el economista jefe de Austin Rating, Alex Agostini.

Para el economista jefe del Itaú Unibanco, Ilan Goldfajn, la crisis es resultado de un proceso de negación de la realidad por parte del Gobierno, que adoptó políticas de intereses artificialmente bajos y abundancia de crédito público. «Si había una tendencia negativa en el sector externo con el fin del boom de commodities, y una productividad que paró de crecer, la política económica multiplicó los problemas», explica. Para Goldfajn, mientras no se resuelva el problema fiscal, la desconfianza sobre Brasil debe mantenerse. El problema actual, dice, es la falta de claridad del Gobierno de si eso ocurrirá con el aumento de tributos o el corte de gastos, dos caminos impopulares.

«No existe aumento de impuestos que aguante», afirma el economista Marcos Lisboa, presidente de la escuela de negocios Insper, en São Paulo, que cree que si no se resuelve el tema fiscal, Brasil camina hacia la insolvencia. Lisboa critica la carga tributaria y advierte que la situación puede empeorar con los gastos de seguridad social, como las jubilaciones, que crecen un punto porcentual del PIB al año. Actualmente, el estado de Rio Grande do Sul, por ejemplo, ya enfrenta problemas para pagar sus cuentas. «No sé cuantos estados podrán pagar sus cuentas en 2016», avisa el economista para quien, si la crisis no se resuelve, Brasil puede ir por el camino de una crisis fiscal como la de Grecia, o por un largo proceso de empobrecimiento, como el de Argentina.

Para Eugenio Aleman, economista senior de Wells Fargo para América Latina, la economía brasileña debe empeorar, con perspectivas «sombrías» en el segundo semestre. «De favorito entre los principales mercados emergentes del mundo, Brasil se sumergió en una crisis en la que parece no encontrar el camino de salida», afirma. En un informe recién publicado, Aleman explica que la combinación de la caída de los precios internacionales de commodities, la incertidumbre sobre China, y las investigaciones sobre Petrobras, son indicios de que la economía brasileña puede permanecer baja por varios años.

Ya el FMI alertaba esta semana en la reunión del G20 en Turquía de que Brasil se contrajo en un ritmo peor que el que se esperaba por la caída de la confianza de empresarios y consumidores.

Escándalo político

Otro factor que empeora el escenario económico es la operación Lava Jato (lavacoches), que investiga a Petrobras, la principal empresa del país, que envuelve también a grandes constructoras brasileñas, empresas que tienen negocios por el mundo y que están más desprestigiadas que nunca. Los presidentes de las constructoras Odebrecht y Camargo Correa están presos y la construcción civil, parada. Por ahora no hay señales de que la crisis política y económica vayan a acabarse, pero la disminución de las presiones sobre Rousseff le ha dado una tregua a Levy y a su equipo. Los resultados de los primeros pasos del ajuste serán más claros hacia final de año. Mientras tanto, Brasil sigue bajo observación.

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