Carla Suárez, en el partido contra Petkovic
Carla Suárez, en el partido contra Petkovic - EFE
Miami

Carla Suárez, a la final de Miami

La canaria supera a Andrea Petkovic por 6-3 y 6-3 y su triunfo le permite entrar en la lista de las diez mejores del mundo

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Desde Miami, a pleno sol de un jueves para enmarcar, Carla Suárez escribe la victoria de su vida. Gana a Andrea Petkovic (diez de la WTA) por 6-3 y 6-3 en un triunfo que supone todo, un triunfo de peso que le abre las puertas del cielo. Para empezar, porque le lleva a la final de un Mandatory (equivalente a un Masters 1.000) por primera vez en su carrera, dispuesta a rematar diez días maravillosos. Y segundo, porque ya está entre las diez mejores del planeta, zona de privilegio a la que únicamente habían accedido Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez. El tenis femenino, olvidado durante tanto tiempo, es el futuro de España y lidera la manada Carla Suárez.

La canaria, con 26 años, vive en una ola en este magnífico 2015.

Va mejorándose a sí misma y confirmó ese salto en el duelo contra Petkovic, genial de principio a fin. En estos tiempos de gigantes, a debate el estilo del tenis porque manda la potencia y el todo o nada, Suárez ofrece un resquicio para la esperanza. Es un placer ver cómo ejecuta en la pista, fiel defensora del revés a una mano para abrir ángulos imposibles. Torturó esta vez a su rival y se apuntó la victoria con contundencia, 6-3 y 6-3 para alcanzar la última ronda de Miami.

Negoció el viento que siempre molesta en Crandon Park y desde el primer intercambio quiso imponer su jerarquía. Pese a sus 162 centímetros, completó un excelente ejercicio con el saque y atosigó a Petkovic con todas sus armas. Definido el patrón, y con las ideas muy claras, fue mandando con la derecha y apuntándose puntos. Carla estaba disparada.

«En lo tenístico, eres muy superior», le convencía Xavier Budó justo al término de la primera manga, entrenador de los que gana partidos. «Tienes más mano y más recursos y por eso el viento nos ha de favorecer. Sigue así con el revés cortado y sacando igual, que de cabeza estás perfecta», insistía el técnico.

Vale este resumen para definir a Suárez, una tenista hecha a sí misma que da el salto desde el poder de la mente. En su día se convenció para estar en la elite y llega después de un sacrificio impagable, recompensada con el ranking que estrenará el lunes. Ya que en su palmarés sólo luce un título, el que ganó en Estoril el año pasado, ahora puede presumir de estar en las alturas de la WTA.

Después de una primera manga celestial, jugando de línea en línea, mantuvo la tónica en la segunda. Por entonces, Petkovic ya era un saco de nervios que se desahogaba con su raqueta y con su muslo, incapaz de contrarrestar el recital de la canaria. Suárez, serena y madura, acumuló ganadores para acabar con una sonrisa de oreja a oreja, feliz por lo que se le viene encima.

Falta rematar con el título más prestigioso de su carrera contra Serena Williams o contra Simona Halep, pero de momento ya tiene un tesoro. Es top 10 y subiendo, un ejemplo para una generación que ilusiona ante el paulatino apagón de los chicos.

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