Campo de Gibraltar

Gibraltar, en vilo por un acuerdo histórico

Vecinos del campo de Gibraltar reconocen la importancia de la eliminación de la verja en la frontera con la colonia británica y la posibilidad de volar a ciudades como Madrid o Barcelona desde su aeropuerto

Albares: Aún no están cerrados controles Schengen y armonización de impuestos en el acuerdo sobre Gibraltar

El Peñón de Gibraltar Antonio Vázquez
Jesús Mejías

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Gibraltar respira tranquilidad. La colonia británica amanece con sol, los turistas llegan al puesto fronterizo que separa el territorio anglosajón de La Línea de la Concepción. Se forman largas colas, por un lado acceden los ciudadanos residentes en algún país de la Unión Europea, principalmente gaditanos que trabajan en suelo británico, mientras que la fila con un avance más lento la conforman vecinos extracomunitarios. En las dependencias de la Guardia Civil, antes de pasar el control de la Policía Nacional, se escucha a un hombre: «Agentes, mirad mis datos y mi historial, a ver si alguna vez me han pillado con tabaco de contrabando». Lo dejan libre.

Es jueves 16 de mayo, parece un día más en la colonia en la que viven más de 32.000 personas, pero a más de 2.000 kilómetros, en Bruselas, el principal protagonista es Gibraltar. Este pequeño territorio, perteneciente a Reino Unido desde la firma del Tratado de Utrecht del año 1713, quedó fuera de los acuerdos en relación a la salida de los británicos de la Unión Europea que se hacía efectiva el 31 de diciembre del año 2020, y quedó en manos de los gobiernos llegar a un entendimiento común para fijar, y firmar, un nuevo acuerdo sobre la colonia.

Casi cuatro años más tarde, las negociaciones persisten, aunque el acuerdo parece más cercano. Este jueves se reunieron en la capital de Bélgica los ministros de Exteriores de España y Reino Unido, José Manuel Albares y David Cameron, el vicepresidente de la Comisión Europea encargado del asunto, Maros Sefcovic y el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, para tratar asuntos como los controles de personas y bienes en la frontera física entre Gibraltar y La Línea, asegurar la seguridad del mercado y la zona de libre circulación de personas residentes en países de la Unión Europea, aunque los puntos del acuerdo sobre los que más está costando que todas las parten den su beneplácito son los relativos al aeropuerto de Gibraltar, ya que España reclama un convenio de uso colectivo, así como el papel de los agentes de Frontex y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españoles en la frontera aeroportuaria para los viajeros procedentes de terceros países, así como que exista una igualdad de trato para los trabajadores transfronterizos tras la jubilación y que se extiendan los beneficios del Community Care británico, que suponen hasta 465 euros más al mes para el colectivo, y también varias cuestiones relativas a la famosa verja de Gibraltar, la frontera física entre la colonia británica y España.

Un avión se prepara para despegar del aeropuerto de Gibraltar Antonio Vázquez

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, reconocía este viernes que aún «queda trabajo por hacer» en lo relativo a los controles Schengen así como en materia de armonización de impuestos en el marco del acuerdo que regirá en el futuro la relación entre Gibraltar y la UE. El ministro no quiso entrar en detalles sobre la negociación y ha asegurado que no hay ningún «obstáculo insalvable» y en el que las partes estén «chocando frontalmente», aunque admitió que «todavía queda trabajo por hacer en todo lo que respecta a las garantías que nosotros queremos para la aplicación de los controles Schengen, de la zona aduanera, y también en todo lo que toca a la armonización de impuestos indirectos«.

Una verja, «un atraso»

Se calcula que unos 15.000 trabajadores cruzan todos los días la frontera entre España y Gibraltar para acudir a su puesto de trabajo, una cifra a la que se debe sumar el gran número de turistas que entran en la colonia británica a diario, y que podría alcanzar las 30.000 personas al día en total. Gibraltar es uno de los principales focos de contrabando de tabaco y alcohol en España, las aguas del campo de Gibraltar son el principal acceso de droga al país y hasta el pasado mes de marzo estaba considerado un paraíso fiscal para la Comisión Europea.

Cruzar la frontera «a veces es una tortura», reconoce Fran, natural de La Línea y que trabaja como camarero en Gibraltar en un 'Fish and chips' de la «Grand Casemates Square'» «Ahora en junio me presento a los últimos exámenes de la carrera de Turismo, y para mí poder trabajar en un local cuya clientela, el ochenta por ciento son personas de habla inglesa es una gran ventaja porque mejoro mi nivel con el idioma».

«Mucha gente piensa que los linenses estamos todo el día en Gibraltar comprando tabaco o alcohol, pero legalmente solo podemos sacar un cartón (20 cajetillas) al mes», por lo que «sobre todo cruzamos cuando viene algún amigo o familiar de fuera que quiere conocer esto, pero en el día a día no entramos», señala.

Una de las principales reivindicaciones de los vecinos del campo de Gibraltar es la eliminación de la verja, que es «un atraso hoy en día» porque «aquí somos todos hermanos, Gibraltar para nosotros no es una colonia británica, es el pueblo de al lado, es como Algeciras o San Roque, pero mucho más cerca, porque solo tenemos que cruzar el aeropuerto y ya estamos aquí».

Control fronterizo entre La Línea y Gibraltar Antonio Vázquez

«Y el tema del aeropuerto lo tienen que arreglar, porque no es normal que tengamos que ir hasta Málaga para volar a Madrid o Barcelona, pero si queremos ir a Londres yo puedo ir al aeropuerto andando desde mi casa y coger el avión», apunta.

Carlos trabaja en el Peñón de Gibraltar en uno de los gimnasios existentes en la colonia. «Yo no había nacido cuando abrieron la verja y la gente pudo volver a entrar en Gibraltar, pero personas que si vivieron ese momento lo recuerdan como si hubiera sido ayer, sería un día muy emotivo».

Largas colas para cruzar la frontera a España Antonio Vázquez

«No sé si llegará el día en el que podamos entrar en Gibraltar sin ningún tipo de restricción y sin que veamos las largas colas que se forman a veces», pero «yo creo que es positivo porque ayudaría a dinamizar la economía de la zona, que haya un mayor tráfico de personas, que no haya tantas restricciones y tantas trabas».

Reconoce que «Gibraltar es una zona peculiar», ya que «tiene que ser de los pocos pueblos, porque para mí esto es un pueblo´, en el que para poder entrar tengas que cruzar la pista de un aeropuerto, y si va a aterrizar o despegar un avión tienes que esperar tus diez o quince minutos en la valla», y bromea diciendo que «es muy frecuente aquí poner como excusa cuando llegas tarde a algún sitio que ha sido por culpa de un avión», aunque «yo hablo a diario con clientes ingleses, porque al igual que los linenses y jóvenes del campo de Gibraltar venimos a aprender inglés, hay muchos ingleses que vienen a aprender en español, y tanto ellos como nosotros creen que sería positivo que quitaran la verja, que hubiera algún tipo de control por supuesto, pero no como ahora que tienes que pasar dos controles, declarar todo lo que llevas, y como te hagan un control de estos especiales puedes llevarte ahí una hora».

Mientras se negocia en Bruselas, Carmen se prepara para acudir al centro de belleza que ostenta con una socia en La Línea. «Ahora parece que se va a solucionar todo con Gibraltar, pero eso lo llevan diciendo desde hace mucho tiempo». En el municipio fronterizo con la colonia británica «se habla del tema, yo en la peluquería escucho muchas cosas, que si van a quitar la verja, que vamos a poder volar a Madrid en avión, pero hasta que yo no lo vea, no me creo nada».

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