África triunfa en España

Hay victorias que son algo más que un recuento de horas, minutos o segundos. Representan planes, proyectos, futuro... El italiano Christian Sbaragli venció en Castellón en el nombre de África. Su equipo, el suafricano MTN-Qhubeka, representa el espíritu de un continente. Cada triunfo consolida un proyecto humanitario de envergadura: la distribución de 5.000 bicicletas por África para todos aquellos que no tienen la vida cómoda de los europeos.

El MTN-Qhubeka ha sido invitado a la Vuelta como fue invitado al Tour. No está en la elita del ciclismo, sino en la segunda división. Viste un terno hermoso: rayas blancas y negras, como las cebras que corren libres por la sabana. En el Tour ganó con Cummings. En la Vuelta, con Sbaragli.

Victorias por la movilidad de los niños de África.

«Representamos la idea de una vida mejor para los que no son tan afortunados», expresó Sbaragli en la meta después de imponerse a al alemán Degenkolb y al murciano José Joaquín Rojas, los dos velocistas que superaron el Alto del Desierto de las Palmas, un segunda de larga tradición en la Vuelta, a las puertas de Benicassim.

Fue el desenlace a una jornada sin sobresaltos en el puerto castellonense. Fue también la plasmación de un gesto: el líder de la Vuelta, Tom Domoulin, apremió a las motos de la ronda a avanzar su posición y esquivar así el peligro de su proximidad con el pelotón de ciclistas. Siempre hubo demasiadas motos en la Vuelta, como bien comprobó Peter Sagan el otro día en Murcia.