Rafaelillo
Rafaelillo - Paloma Aguilar

Complicados miuras en el cierre de San Isidro

Solo el primer toro de Rafaelillo, con un gran pitón izquierdo, se presta al lucimiento

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Después de treinta festejos, como postre, los toros de Miura: ¡nada menos! Son una leyenda viva, incorporada al lenguaje popular, seas o no taurino. “Miureño” – dice la Academia – es una persona aviesa, de malas intenciones; un vago – recoge Beinhauer – es el que tiene más miedo al trabajo que a un Miura... Recordamos historias trágicas de “Jacinero”, de “Chocero”, de “Perdigón”, de “Desertor”, de “Agujeto”, de “Islero”... ¿Qué tienen los Miuras de especial? Juan Belmonte, que había matado tantos, se lo contó a Enrique Vila: “Se distinguen por dos cosas: el poder y el sentido. Era el toro que más pronto reaccionaba y recuperaba vigor. Ni yo ni nadie pudo hacerle nunca una faena preciosista”. A Pepe Luis, gran amigo de la casa, le preguntaron cómo se pasa la noche, antes de matar Miuras, y contestó: “¿La noche antes, has dicho? Di, mejor, los tres meses antes”.

Los de esta tarde, algunos de gran estampa, resultan complicados, más agrios que dulces, salvo el primero, excelente.

Rafaelillo evocó estampas clásicas, con los Adolfos. Devuelto el primer Miura, por flaquear de una mano, corre el turno. El toro es alto, se asoma por encima de la barrera: lo lidia bien con el capote; acude pronto y fijo al caballo; saluda José Mora, en banderillas. Sin preparativos, muy confiado, Rafael inicia con la mano izquierda una faena que va a ser toda al natural, como se hacía en otra época; al final, muletazos de frente, uno a uno. Lo malo es que el toro tarda en cuadrar, da tiempo a que suene un aviso y Rafaelillo pierde , con la espada, el trofeo que hubiera cortado. Ha sido, en definitiva, la única faena brillante de la tarde. El sobrero de Valdefresno, muy gordo, feote, parece un bisonte, flaquea y enfada al público; se mueve pero sale con la cara alta. El diestro trastea con oficio pero no se lo valoran. A éste sí lo mata pronto.

El segundo, un bonito salpicado, barbea y se pega dos trompazos, en tablas. Aunque echa la cara arriba, se luce Fernando Sánchez, con los palos. El toro parece dormidito, se lo piensa, antes de embestir. (Recuerdo a Corrochano: “Los toros de Miura piensan”). Javier Castaño, al que se le ha acogido con una ovación, por haber superado su enfermedad, sortea con oficio los gañafones y le saca algunos muletazos; no está aperreado pero falla con los aceros. Este toro pesaba 622 kilos y , de pitón a pitón, mediría cerca de 80 centímetros: no tiene sentido que alguna voz reclame “¡Toros!” ¿Qué era éste, una cabra?... En el quinto, vuelve a destacar Fernando Sánchez, que saluda, por dos grandes pares. El toro se queda cortito, protesta, es deslucido. Castaño luce su bien oficio ante embestidas inciertas, le saca algunos muletazos y se muestra seguro, en las cercanías. Esta vez sí acierta al matar y saluda: una actuación muy digna.

En su única tarde de la Feria, a Pérez Mota le toca el Miura más complicado, el tercero, una verdadera alimaña. Es fino y largo, acude como un tren, pega arreones, mueve la cabeza – decían antes - como una devanadera: logra quitárselo pronto de encima. (Cito otra vez a Corrochano: “Miura da también toros muy buenos pero, si no fuera por los otros, su fama se reduciría a la mitad”) . El sexto, el más grande, con 647 kilos, acude tres veces de largo al caballo pero protesta : se ovaciona al picador Francisco Vallejo y saluda, con los palos, Raúl Ruiz. Brinda Pérez Mota al público, el toro acude de largo pero derrota, a la salida de los muletazos. El diestro se justifica con voluntad.

En el último toro de una Feria que ha reunido a más de quinientas mil personas, suenan vivas a Don Juan Carlos, que acude, una vez más, con la Infanta Elena y su hija. También se escuchan vivas a España: en el momento actual, es una razón más para acudir a las Plazas de Toros.

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Paseíllo

Hacen el paseíllo Rafaelillo, de nazareno y oro; Javier Castaño, de nazareno y oro, y Pérez Mota, de grana y oro. Madrid tributa una gran ovación a Castaño, que vuelve a Madrid tras superar un cáncer.

Ambiente

Enorme expectación para ver la miurada. Llenazo en la plaza. Asisten al festejo Don Juan Carlos, la Infanta Elena y Victoria Federica.

Sorteo

Esta mañana se realizó el sorteo de la corrida de Miura. Los toros de Zahariche tienen un peso medio que ronda los 600 kilos.

Cartel

¡Buenas tardes! Bienvenidos a la última corrida de la Feria de San Isidro. Se anuncia una miurada para Rafaelillo, Javier Castaño y Sánchez Vara. ¡Suerte para todos!

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Seis toros de Miura se lidiarán en el último festejo de la Feria de San Isidro. Rafael Rubio «Rafaelillo», Javier Castaño y Pérez Mota son los encargados de dar cuenta de la corrida de A con a asas. La miurada tiene un peso medio de 595 kilos.

Este es el orden de lidia:

1. Tablillero, número 25, cárdeno salpicado, de 585 kilos.

2. Escribano, número 33, cárdeno salpicado, de 622 kilos.

3. Tahonero, número 22, cárdeno bragadomeano corrido axiblanco, de 545.

4. Tabernero, número 17, negro listón meano bragado corrido, de 605 kilos.

5. Rivereño, número 69, engro listón bragado meano corrido axiblanco, de 568 kilos.

6. Ojeador, número 11, negro entrepelado bragado meano corrido axiblanco, de 647 kilos.

Los sobreros llevan los hierros de Valdefresno (Cordobán) y Hermanos Sánchez de León (Vivaracho).

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