Blanca Marsillach, con los actores, el director y los responsables de la producción
Blanca Marsillach, con los actores, el director y los responsables de la producción - BELÉN DÍAZ

Capacitados para interpretar

Blanca Marsillach pone en pie «Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?», en la que integra actores con y sin discapacidad

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«Eso le hubiera gustado a mi padre». Lo dice Blanca Marsillach como respuesta a Miriam Fernández cuando esta asegura que a menudo tienen que pararse los ensayos porque no puede dejar de reír. Miriam es una joven que nació con una parálisis cerebral que le impide andar. Pero su discapacidad no le ha impedido nadar ni cantar; es campeona nacional de natación y ganó la segunda edición de «Tú sí que vales». Ahora afronta un nuevo reto; forma parte del reparto de «Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?», la obra de Adolfo Marsillach con la que Blanca, su hija, presenta su programa de integración.

El martes, en el teatro de La Latina de Madrid, se estrena la función en la que participan actores con discapacidad –Miriam Fernández, Enrique Herreros, Adela Estévez y Antonio Lagar, seleccionados en el curso de interpretación para personas con discapacidad del Proyecto Pro– y sin ella –Teresa Hurtado de Ory y Ricard Sales–.

Dirige la función Darío Facal y en la producción colabora la Fundación Repsol. «Era el paso que nos faltaba dar –dice Blanca Marsillach–, después de poner en marcha nuestros programas educativos y sociales. Y la experiencia está siendo mucho más positiva y gratificante de lo que había podido imaginarme hace cinco años, cuando empezó a generarse todo. Siento que este proyecto no ha hecho más que empezar y va a crecer mucho. Solo hemos sembrado la semilla».

Una madre

No ha podido en esta ocasión Blanca Marsillach subirse al escenario. «Y eso que esta es la obra de mi padre que siempre he querido interpretar –confiesa–. Pero lo veo como una madre y estoy siempre preocupada de que a mis “niños” no les falte de nada. La vivo a través de ellos, y creo que no había mejor obra que esta para echar a andar este proyecto».

Originalmente, «Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?» es una obra de dos personajes. La estrenaron, en 1981 en el teatro de la Comedia de Madrid, Concha Velasco y José Sacristán. En este montaje, la pareja protagonista se divide en dos: Miriam Fernández y Enrique Herreros la interpretan en su juventud, y Adela Estévez y Antonio Lagar lo hacen en su madurez. Teresa Hurtado de Ory y Ricard Sales encarnan a los personajes que surgen del recuerdo de los dos protagonistas.

«Está siendo una experiencia muy emocionante –dice Miriam, siempre risueña–; los ensayos son intensos, pero muy divertidos, porque el ambiente es extraordinario; ¡aprendemos tanto de estos actores tan estupendos! Yo tenía muchas ganas de trabajar con Teresa y con Ricard, que son dos intérpretes con mucha experiencia, y el trabajo resulta muy enriquecedor. Darío Facal, el director, es también muy cercano y su forma de trabajar nos facilita mucho las cosas, porque hay que tener en cuenta que nosotros, los cuatro actores con discapacidad, no tenemos apenas experiencia. Estoy muy agradecida por esta oportunidad que me han dado, que es muy importante y espero poder aprovechar. Me va a dar mucha penita cuando terminemos la función».

Normalización

Se habla en este proyecto de «integración», pero su objetivo final es la «normalización». «Ojalá que se consiga tanto en el teatro como en el audiovisual –dice Teresa Hurtado–, y que haya más actores con discapacidad, como hay gente con discapacidad en la vida normal». «Cuando en una película o una serie de televisión sale una persona con discapacidad –sigue Miriam Fernández–, normalmente es porque algo de la historia gira en torno a ella. Y si en la vida diaria puede haber una secretaria con una discapacidad sin que ello influya en su trabajo, ¿por qué no pueden un actor o una actriz con estas características afrontar un papel así? Una discapacidad no es más que una circunstancia de una persona, igual que es llevar gafas o ser bajo de estatura».

«A mí me gustaría –y lo mismo a todos los que hemos hecho el curso de interpretación para personas con discapacidad– que se nos diera la oportunidad de poder encarnar a personajes sin que necesariamente la historia girara en torno a la discapacidad. ¿Por qué no podemos interpretar, por ejemplo, a un estudiante con esta circunstancia? Nuestra vida no está escondida detrás de un andador o de un bastón, ni detrás de una sordera. Somos personas que hacemos nuestra vida diaria de la manera más normal posible y que luchamos por lo mismo que todo el mundo. Y ojalá que este proyecto salga adelante, y la obra se represente no solo porque el día 3 es el Día Mundial de la Discapacidad».

Teresa Hurtado no deja de observar a Miriam y hay una sonrisa de orgullo y admiración en su mirada. «Estoy aprendiendo muchísimo de ella –dice la actriz–, igual que del resto de mis compañeros. Tiene mucho talento, pero sobre todo aprendo de esa ilusión que ella tiene, y que me recuerda a mí cuando estaba empezando; hay veces que a los actores se nos olvida ese pasión. Y Miriam me está enseñando mucho con su entusiasmo por este proyecto, y por su entusiasmo por la vida. Hay algo de ella que me fascina, que es su positividad y sus ganas, y estoy todo el tiempo en los ensayos tratando de impregnarme de ella y de su vitalidad».

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