COAC 2023

El autor expulsado por su chirigota: «Me amenazaron y yo también amenacé, pero se arregló y seguimos con el repertorio»

Carlos Acal desvela que la policía le impidió el acceso en la puerta del Falla al escuchar un audio «que mandé al grupo en noviembre»

Una chirigota impide a su autor entrar en el Falla a escuchar a la agrupación

La chirigota 'Una insolación del carajo'. manuel fernández
José María Aguilera

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El COAC vivió el pasado domingo un acontecimiento tremendamente desagradable. Y muy poco habitual. Es lógico que las agrupaciones discutan, ocurre hasta en las mejores familias. Esas disputas, en ocasiones, acaban en severos enfrentamientos y rupturas dolorosas. Pero siempre, siempre, una vez que acaba el Concurso del Falla.

No obstante, la chirigota gaditana 'Una insolación del carajo' ha sido protagonista de este lamentable incidente en la que incluso han intervenido los agentes de policía. El grupo impedía la entrada de su autor, Carlos Acal, justo en el momento de su actuación en el COAC. Acal, sevillano, había acudido con parte de su familia para ver la puesta en escena, el estreno del repertorio, y se dio con la puerta en las narices.

Muy afectado, con la voz entrecortada por la emoción y la decepción, atendía a Cope Cádiz (aquí puede escuchar la entrevista completa). Casi 24 horas después no daba crédito a lo ocurrido. «Imagínate la sensación. Sobre todo por la sorpresa. Esperaba un día normal de Falla, voy para allá con familiares, con mi hermana, para ver a la chirigota. Y me quedo en la puerta».

Carlos Acal explica, según su versión, los pormenores de la discusión que terminó con esta decisión tan drástica. «Durante ese día, desde el grupo me mandan un mensaje al Whats App por la mañana, diciendo que mejor que no me pase por la peña. Ha habido desavenencias y por eso decidí no ir. Tampoco quise entrar con ellos por detrás porque me habían dicho que no quería verme».

Entonces se produjo el tenso momento, a escasos minutos de la actuación. «En la puerta, el policía me dice que no puedo entrar. Han escuchado un audio mío en el que dicen que yo amenazó a un componente», y por ello le dejan fuera del Teatro. Carlos Acal reconoce esas palabras, pues existe ese audio, pero lo contextualiza. «Esa discusión, real, es a finales de noviembre. Después lo arreglamos, he seguido escribiendo, estuvimos en el ensayo general, me han seguido pidiendo cuplés... Es que me coge de sorpresa porque todo podía haber terminado ese momento, pero la chirigota siguió adelante».

Lamenta que le hayan dejado al margen justo en el momento de parir la chirigota. «Son muchas horas», insiste. Explica las causas del divorcio. «Hay un momento que el grupo dice que quiere decidir el final del popurrí. Yo escucho todas las opiniones del mundo, pero si hay doce criterios, alguien tiene que tener la última palabra». Y en ese caso sería él.

Entonces se calientan los ánimos. «Nos proferimos algún insulto, pero fue en noviembre. En un contexto completamente diferente. Me amenazaron y yo también amenacé, pero se arregló y seguimos con el repertorio».

«Me han hecho un sor María y me han quitado el niño», dice al borde del llanto, asemejando su situación con los bebés robados durante el Franquismo.

Había pasado un día y no habían mantenido un contacto para arreglar la situación. Llegar a un posible acuerdo. Es pronto. «Todavía estoy en shock. Es surrealista y difícil de asimilar». Hay alguna posibilidad de que la chirigota supere el corte. ¿Qué pasaría entonces? «Yo tenía hasta repertorio para cuartos, pero es que el grupo no me habla».

Carlos Acal se encarga del repertorio junto a Luis Martínez, su otro compañero «que ni siquiera se presentó ayer (por el domingo). No quería ver esto. Estaba hundido».

Las versiones son dispares. No obstante, coinciden en un punto. El autor quería que se interpretaran en preliminares unas piezas del repertorio mientras que el grupo apostaba por otras. A partir de ahí, el choque. Los chirigoteros consideran que Acal quiso imponer su criterio sobre la mayoría de manera autoritaria. Hasta le acusan de querer sabotear la actuación, mientras el hispalense se defiende asegurando que sólo fueron por su parte a ver la actuación cinco personas, y que «se cree el ladrón que todos son de su condición».

«Me metí en esta chirigota porque creía que tenía un amigo, que había salido conmigo en otra agrupación de Sevilla. Hay que ser caballero, estoy contento con mi trabajo y por lo que he logrado con esta chirigota», concluye.

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