Soñemos

Pasada la resaca del proyecto en los terrenos de Delphi , vuelve a tocar el fútbol. Lo gordo, lo nuclear de todo esto, lo que pasa en el verde. Toca que los focos se centren en el juego y esquiven ya al político, sindicalista y huérfano de gloria de turno al que le interesa más un titular o una foto que la pelotita.

Porque lo importante de todo eso, lo que realmente divierte y entretiene es el deporte, la competición, lograr un objetivo que hace un mes se veía lejano y ahora, en principio, más posible. Empieza nuestra particular liguilla en la que tenemos que hacer lo que haga el Mallorca y mirando de reojo al Alavés. Una especie de promoción entre tres equipos en los que no es descartable que se sume un cuarto y hasta un quinto. Pero de momento, Mallorca y Alavés son nuestros rivales.

Valencia no es campo fácil. Un equipo tosco con ínfulas de grande o un grande con artes de equipo menor en determinados tramos del encuentro. Según se mire. Pero es posible la victoria. Todo es posible en el fútbol actual. Para ello es necesario creer y el vestuario ha dado muestras de que cree en lo que hace y en que es posible la salvación. No hay que temer a nadie, ha dicho el míster . Hágase, dice la afición.

El equipo ha demostrado que puede competir y ganar en cualquier campo. El Wanda debe servir de espejo para salir con la mentalidad de que llevarse los tres puntos es una posibilidad más que real. De que somos un equipo incómodo para atacarle y con criterio para llegar arriba. Destacable en nada pero correcto en todo. Un solvente que se puede llevar la victoria.

Ganar en Mestalla sería la consolidación de que la salida de los puestos de descenso no ha sido una casualidad sino una proyección hacia la consecución del objetivo. Salir a jugar sabiendo que ya han ganado Getafe y Atlético, o lo que es lo mismo, perdido Mallorca y Alavés, sería un escenario casi soñado para salir a asaltar el campo valencianista y que los amarillos ganaran. Sería un domingo de ensueño. A ver qué pasa. Soñemos.