Opinión

El Cádiz CF no es un negocio, amigo

Muchos aficionados se han identificado tanto con Cervera porque durante estos años el club se ha emperrado en ir desvinculándose de su afición, de su ciudad, de su idiosincrasia

José María Aguilera

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El día que Álvaro Cervera ha sido despedido como entrenador del Cádiz CF es un día menos para que regrese en este bucle eterno en que se encuentra sumido el club amarillo. El míster vive sus momentos más duros en su prolija etapa en Carranza, donde se ha ganado con merecimientos el título de 'mejor técnico de la historia' de esta centenaria entidad . Apareció por sorpresa con su inolvidable aspecto de catequista, casi susurrando, y agarró un muerto en vida hasta llevarlo a la élite del fútbol español.

Más que una cura es un milagro. Más que un tratamiento fue un 'Lázaro, levántate y anda' . Y así sucesivamente, año tras año. Con un plantel humilde para permanecer en Segunda jugó el 'play off' de ascenso; con escuadras de media tabla se encaramó a la zona alta y hasta logró subir a Primera; y con la peor plantilla de la categoría logró la mejor clasificación del Cádiz.

El club, la afición, han vivido de esos prodigios. Y Don Manuel Vizcaíno, que ha tapado gestiones desastrosas (cada verano, cada invierno, se han cometido actuaciones sonrojantes), pero ahora lo sacrifica ante el clamor del pueblo. Nada nuevo, el fútbol es ingrato, carece de memoria y el sevillano se comporta como lo hacen sus homólogos, y posiblemente hace lo único que sabe hacer. Con la angustia de que los pañuelos (qué clásico) se volverán al palco una vez gastada la bala del entrenador.

Se dice que el éxito tiene muchos padres y el fracaso es huérfano. Sin duda que al prestidigitador Cervera se le han agotado los trucos. Resulta que no es infalible. Entre sus penas, respaldar la actual confección de la plantilla y perder al vestuario , debido al desgaste lógico. Quien esté libre de pecado... Su exigencia es tal, su temperamento tan peculiar, que en cuanto los resultados fallan, el futbolista (egoísta, como todos) se revuelve y levanta el pie, máxime en una filosofía tan basada en el resultadismo, en la que las derrotas te dejan desnudo. Amén de que su carácter arrollador de las últimas temporadas se ha trocado en la resignación y la tristeza personalizadas en el banquillo.

Sin embargo, ¿por qué tantos seguidores se han identificado con él, en ocasiones de forma ciega? Porque es la persona que ha otorgado orden y estabilidad, y sobre todo personalidad, a un club que se ha emperrado en ir desvinculándose de su afición, de su ciudad, de su idiosincrasia . Cada vez más lejos de unos socios a los que durante tiempo se silenció con abonos baratos. A recordar: el estadio fuera de su tierra, la presentación en la plaza de toros de El Puerto, 'Pearl Harbour' y sus delirios europeos , el oro de Uzbekistán, la pleitesía al sevillismo con incorporaciones en la secretaría técnica que no han olido la Tacita, los extraños nuevos tripulantes del submarino, el ataque a todos los hombres de Pina pese a ser partícipes del éxito (Cordero, Labrador, Manzano, Navarro...), la venta ficticia de Alvarito al Huesca, la exigencia a la prensa de convertirse en abertzales... En resumen, una apabullante pérdida de identidad, la sensación de que este Cádiz es cada vez menos Cádiz.

Vizcaíno, con ese tono que le caracteriza, dijo en su día que vino al Cádiz CF a ganar dinero, y si él ganaba dinero a la entidad le vendría muy bien. Si fuera una tienda de electrodomésticos o un supermercado lo entendería. Pero el Cádiz CF no es un negocio, amigo. El Cádiz CF es un sentimient o .

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