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Maxi Gómez vuelve a Mestalla

El delantero cadista ha retomado los entrenamientos y se prepara para su regreso a un estadio donde fue de más a menos

Maxi Gómez, en su presentación como jugador che l. v.

Alfonso Carbonell

Maxi Gómez empezó bien en Mestalla, pero no acabó de la misma manera. De hecho, el Valencia llegó a un acuerdo con el Trabzonspor en agosto del 22 para el traspaso en unas condiciones que apenas alcanzaban el 50% de lo que la entidad de Mestalla pretendía por el charrúa. Pero su devaluación hizo que no se pueda estirar más. Finalmente, el fichaje del delantero por el club turco rondó los tres millones de euros y el club che se guardó el 25% de un futuro traspaso.

No era el mejor final para un jugador que comenzó brillando en Valencia, club que pagó al Celta cerca de 30 millones, pero que se acabó quedando muy lejos del rendimiento que debía dar un delantero que había costado ese dinero. En Mestalla estuvo tres temporadas donde no estuvo a la altura de lo esperado como goleador en el momento de su contratación, justificada por una etapa de dos campañas en las que sí rindió a un muy buen nivel en el Celta de Vigo.

Maxi llegó a España hace en el verano de 2017 a España vía Vigo y procedente del Defensor de su país para debutar con 21 años en el club gallego, donde estuvo dos campañas antes de ser traspasado al Valencia en el verano de 2019.

Los números de las temporadas en uno y otro club reflejan las diferencias entre su rendimiento. En Balaídos jugó 71 partidos marcado 31 goles, divididos en 18 el primer años y trece el segundo.

Tal rendimiento provocó que el Valencia no se lo pensara dos veces y lo contrató aun precio galáctico. Obviamente, la esperanza era tan grande que se quedó en una realidad muy pobre. Maxi Gómez disputó 96 partidos con el once che, donde marcó 22 goles, divididos por temporada en diez, siete y cinco y tres encuentros del campeonato 21/22 donde marcó para poner tierra de por medio hacia Turquía.

El resultado fue muy distinto del que dio en Vigo, aunque obviamente la exigencia no era la misma en Balaídos que en Mestalla, donde se fue apagando casi que sin haberse encendido previamente.

Su labor no era otra que la de marcar goles pero a la hora de la verdad no tuvo efectividad alguna de cara a las porterías contrarias. Poco o nada más se le pedía más que rematar dentro del área y bajar balones enviados en largo para asistir a sus compañeros de segunda línea. Tampoco en esa faceta fue destacable.

A Maxi se le achacó en Mestalla que no eran pocas las veces que cada vez que forzaba una acción con un defensa contrario acabase haciendo falta sobre su rival, algo que crispaba demasiado a una afición que esperaba muchísimo más.

En su defensa, es cierto que su etapa en el Valencia no ha coincidido con un buen momento de una entidad metida en líos desde hace unos años. Todo esto motivó que se forzara su salida en los últimos días de mercado de fichajes del pasado curso. Tras un año en Turquía y lo que va de temporada en Cádiz, Maxi Gómez regresa a un campo en el que prometía pero acabó sucumbiendo. Este lunes, con la elástica amarilla, tiene la oportunidad de hacer cambiar de opinión a muchos seguidores ches que lo despidieron con alegría ante la llegada de Cavani, un compatriota que tampoco hizo nada del otro mundo.

Esta semana Maxi Gómez la ha comenzado en la enfermería pero desde este martes ya entrena con normalidad con sus compañeros durante un parón de selecciones que esta vez se ha perdido la llamada de Bielsa. Herido en su orgullo, al ariete cadista le queda una semana por delante para decir a quien corresponda que se equivocaron con él.

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