Mariano Rajoy, ayer, durante la conferencia de prensa en Bruselas. :: HORST WAGNER / EFE
Economia

El cortafuegos bancario y la apuesta por el euro dan un respiro a Rajoy

El presidente del Gobierno descarta que «hoy» sea preciso pedir un rescate global para España

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Satisfacción no exenta de realismo. El cortafuegos que supone el supervisor común, primer paso de la unión bancaria, con la apuesta por el euro que representa, así como la solución que in extremis se ha dado a Grecia, han hecho posible que la necesidad de que España tenga que pedir otro rescate para librarse de la asfixiante presión de los mercados sea hoy un poco menos urgente. A los inversores, por el momento, los avances integradores de la zona euro no les producen ni frío ni calor. La prima de riesgo española parece confortablemente instalada en torno a los 400 puntos.

Pero al Ejecutivo español, que lucha por recuperar la credibilidad y abaratar su financiación cuanto antes, las conclusiones del último Consejo Europeo del año le han permitido afianzarse en su postura de «esperar y ver» antes de decidir si al final resulta inevitable otra operación de salvamento de la economía española. El rescate lo pedirá el presidente del Ejecutivo «cuando a España le convenga y si es que le conviene», según afirmó Mariano Rajoy.

«El Gobierno no va a decir que no va a usar el instrumento de la petición de rescate en ninguna ocasión, porque, si lo considera necesario, lo demandará», agregó el presidente en la conferencia de prensa celebrada tras la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno. Apuntó que la Comisión Europea «ha dicho que España no tiene pendientes más medidas en los años 2012 y 2013 con el objetivo de reducción del déficit público, y solo ha pedido aclaraciones y datos sobre 2014».

El presidente del Ejecutivo destacó el cambio que se ha producido en las reuniones de los líderes europeos a lo largo de este año. «Se han dado pasos decididos y concretos que hace doce meses parecían imposibles», aseveró. Evocó que cuando aterrizó hace un año en los cónclaves de los dirigentes europeos «solo se hablaba de ajustes y disciplina fiscal» mientras que ahora se postula el crecimiento, y existe la voluntad de añadir a la arquitectura institucional de la Unión las patas que le faltan: junto a la unión bancaria, la fiscal y la política.

El presidente se apuntó el tanto de la contribución «intensa y muy activa» de España a los avances. Anunció que, en los próximos días, remitirá a los presidentes de las instituciones y a los colegas europeos un documento de sugerencias para dotar de contenido a la futura unión política. Y es cierto que las iniciativas promovidas en los últimos meses en pro de la mayor integración europea llevan en su origen o en sus primeros pasos la rúbrica del primer dirigente del Gobierno español, aunque muchas de ellas se hayan visto redimensionadas o anuladas por decisión de la canciller alemana Angela Merkel.

Dinero para reformas

En la más reciente, la propuesta Van Rompuy que implicaría el inicio de una capacidad fiscal para la zona euro, Rajoy celebró que, finalmente, y a propuesta de tres presidentes -el francés Hollande, el primer ministro italiano Monti y él mismo- las conclusiones del Consejo Europeo se hagan eco al menos de un primer paso: la constitución de un fondo europeo para incentivar la adopción de reformas de todo tipo, desde las aplicadas en el mercado de trabajo hasta los planes de investigación y desarrollo, pasando por la administración de justicia.

España empuja en esta dirección, pero no se hace grandes ilusiones porque la existencia de un fondo europeo de entre 10.000 y 20.000 millones a repartir entre muchos convenios no le supondría un notable descargo de la factura de la protección al desempleo. «En Europa, nada se ha hecho en 24 horas», contemporizó.

No cree Rajoy, por otra parte, que el área económica europea haya pasado la etapa más dura. «Lo peor que podemos hacer es engañarnos a nosotros mismos», afirmó. La UE ha entrado este año en recesión y hay elementos que inducen a pensar que la salida de esta situación no se producirá en 2013, evocó, para comentar después que esta mala situación afecta no solo al bienestar y la forma de vida de los ciudadanos, sino también a las decisiones de los políticos.

Rajoy celebró que esta recaída económica haya coincidido, al fin, con la voluntad política de los dirigentes europeos de dar respuesta a los problemas de credibilidad de la moneda común. «Es muy reconfortante la apuesta clara por el euro, porque las dudas han estado detrás del acoso de los mercados, y también que se haya dado una respuesta satisfactoria a la situación de Grecia».