Apuntes

Cruceros a remolque

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Tengo la sensación de que no estamos dando al sector de los cruceros la importancia que tiene. Ya sé que dedicamos muchas páginas a contar cuántos buques atracan en los muelles de la ciudad, cuántos viajeros podrán bajarse del barco para conocer la capital o la provincia, a desgranar las ventajas y bondades de un negocio en alza, a fotografiar al turista despistado que deambula por la calle Pelota hasta la Catedral. Pero tengo la impresión de que nos estamos quedando en la superficie. En prensa ponemos las excusa fácil de que no tenemos ni tiempo ni lugar para el análisis, y que cada cual añada aquí su dispensa. Pero lo cierto es que aún no sabemos quiénes son los que toman las decisiones de incluir a Cádiz en una ruta turística. Tenemos una ligera idea, pero aún no les ponemos nombres y apellidos. Sabemos que se puede mejorar la oferta, pero no cómo se concretarían esas mejoras. Queremos un puerto más adaptado a las necesidades de los turistas que desembarcan aquí, pero aún estamos en obras. Y que nadie se tome estas líneas como un ataque personal a su trabajo. Ni mucho menos. Me consta que hay mucha gente esforzándose por mejorar la oferta de Cádiz, por situarla en los catálogos turísticos de todo el mundo. Pero también me parece que vamos a remo. Durante estos días estoy constatando cómo dos personas representan en Madrid, en el 'Cruise Summit', al sector de los cruceros y me parecen pocas. Las navieras piden que se presenten ofertas novedosas y actualizadas y, mientras Cádiz es representada (y muy bien) por la directora comercial de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, Kate Bonner, y por la empresaria de Torre Tavira, Belén González Dorao, el puerto de Málaga lleva toda su artillería: una comisión de los muelles malagueños, la Diputación de Málaga, el Ayuntamiento de la capital, empresarios, todos volcados con el primer puerto andaluz en cruceros. Me consta que las instituciones locales, la APBC y algunos empresarios están intentado sacar más punta a este sector pero echo de menos a empresarios fuertes (como las bodegas de Jerez, por ejemplo, que son las más visitadas por los cruceristas) y al resto de las instituciones. Me gustaría verlos a pie de muelle peleando por la única entrada de dinero sin subvenciones que llega a Cádiz.