Artículos

Despertar

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Puede que en estos días haya comprendido que los problemas no vienen porque tengamos un mal agüero o porque nos ha tocado y punto. La mejor forma de entender la ciudad es como un todo, que incluye en primer lugar a los ciudadanos, que dentro de los ciudadanos están sus representantes o autoridades de cualquier tipo y que todo ello conforma esa ciudad. Que aquí haya paro no es culpa «solo» del Ayuntamiento o de la crisis, es culpa nuestra, reflejada en que nos ponemos el chip de «voy a salir a haber si alguien me quiere emplear» cuando la frase correcta sería decir «voy a trabajar» y a lo mejor no lo encuentras a la primera, pero en un tiempo, con ganas y el poder de la consciencia, lo consigues. Deshacernos de nuestros problemas y enfermedades, empieza por el preguntarnos a nosotros mismos qué nos pasa, digerirlo y hacerlo nuestro, ser conscientes de qué limitaciones tenemos y conocer a la vez nuestras fortalezas. Debemos hacernos preguntas, un acto de humildad que englobe únicamente tu alrededor, tu familia y tú mismo. Nos da miedo aceptar que este sistema es fruto de un plan. Y cualquiera que vea indicios de una conspiración, lo tachan de antisistema. Al que pregunta con argumentos, lo descalifican con locura paranoica, sin ninguna otra razón. Ahora en Madrid se está viendo que a los que preguntan, los silencian con la no difusión. Si no lo retransmiten en la tele, no existe. Si hay palos y violencia, no llevan razón, cuando las imágenes de toda esa muchedumbre, su contexto real, las han censurado. El mundo, las personas de a pie, tienen que hacerse preguntas. Y la verdad no hay que escucharla ni leerla de otros, hay que leerla en el interior. La mayoría de esa verdad es el sentimiento de felicidad, pero ahora mismo la palabra felicidad casi que ha desaparecido del diccionario. Pregunta a cualquiera, a amigos, familiares, conocidos o al camarero del bar del desayuno, y el valiente es el que te dice que es feliz. La tónica general es la depresión porque es de lo que se puede hablar. Si eres feliz, eres un loco paranoico. Si tu verdad es ser un loco paranoico, ole tu verdad, pero cuidado, que si lo dices muy abiertamente y si tienes cargas a tu lado tipo familia, hijos, hermanos con los que te puedan coaccionar, lo harán. Lo importante es no tener miedo, lo esencial es tener consciencia de nuestros actos. Lo imprescindible es despertar y ver con nuestro cuerpo que la verdad no es la que está en los libros. Vienen tiempos muy bonitos, y hemos sido nosotros los que hemos elegido vivirlos.