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¿Falta de liderazgo?

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Recientemente, la Unión Europea ha vertido sobre España críticas relevantes: Bruselas ha desautorizado al regulador, el Banco de España, al exigirle auditorías externas para valorar la situación real de nuestro sistema bancario, después de las vacilaciones de Economía a la hora de planear la recapitalización de Bankia. Y el presidente del BCE, Mario Draghi, ha criticado con dureza a Economía por esta operación, en la que solo al final de un vacilante trayecto se ha aceptado con crudeza la realidad. Todo ello ha generado en ciertos sectores de la opinión pública la sensación de que hay en España una cierta falta de liderazgo, que estaría también en el origen de la defección de los inversores y en las fuertes salidas de divisas que se han registrado últimamente.

En la misma dirección ha apuntado una observación reciente de Duran i Lleida, quien ha avisado al PP de que la mayoría absoluta no basta ante la actual situación de emergencia: el Gobierno debe hacer lo posible para movilizar mayorías cualificadas, para generar consenso, para transmitir al exterior la sensación de fuerza que a veces no aparece. Y también hay que interpretar en el mismo sentido una propuesta de tres prestigiosos economistas de FEDEA -Fernández-Villaverde, Garicano y Santos, catedráticos en Pensilvania, la London School of Economics y Columbia- en la que este pasado viernes pidieron un nuevo Gobierno «con apoyo de los partidos mayoritarios y de los expresidentes, compuesto por políticos competentes y técnicos intachables», dispuesto a acometer las reformas, a reforzar el compromiso con Europa y a gestionar la recapitalización del sistema financiero después del estropicio de la burbuja.

Sería inimaginable, desde el punto de vista de la ortodoxia democrática, que este hipotético gobierno de concentración no estuviera presidido por el ganador de las elecciones, Mariano Rajoy, pero no es descartable que su formación resulte necesaria para terminar de poner al país en situación, de cara a una salida potente de la crisis. En cualquier caso, es claro que hay que reforzar el liderazgo actual mediante una convocatoria amplia de apoyos, adhesiones y pactos que refuercen a España de cara al exterior.