Sociedad

Recuperar las raíces del rock

El Pijota Music Festival cierra su quinta edición en el Baluarte con uno de los tributos al rock más interesantes de la provincia

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Resulta irónico que una antigua fortificación de carácter militar, el Baluarte de la Candelaria, pudiera ser hoy el mejor espacio de Cádiz para dar cabida a la música subversiva que es el rock and roll, lo cual se acentúa si se tiene que hablar de uno de los más completos homenajes a este tipo de música, el Pijota Music Festival.

Los primeros en poner la nota irreverente de la noche del sábado fueron los jerezanos The Refoundations, dejando una estampa verdaderamente pintoresca. Mujeres con pelo corto, vestidos ceñidos y bolsos 'vintage' bailaban al ritmo de un grupo que se presentaba de chaqueta, a pesar del calor, como unos jóvenes Beatles o Dave Clark Five. Sin embargo, no era juventud lo que sobraba entre los miembros del grupo, sino la experiencia de unos músicos curtidos en otros grandes proyectos -como la mítica banda Los Paramecios - que sonaban de forma impecable.

Cuando ya caía la noche, los de Paco Loco Trío saltaron al escenario engañando al público precisamente tres veces. En primer lugar, porque nunca fue un trío. El sábado hasta siete músicos se podían contar en la alineación 'pacoloquense', entre los que se encontraban, además de los integrantes de Leda Tres, un antiguo compañero del asturiano en Australian Blonde, Pablo Errea.

En segundo lugar, porque no tocaron la música de Paco Loco Trío, sino su versión Calipso. Aunque quizás habría que pensar en un mestizaje, algo así como un Buster Poindexter volviendo a NY Dolls o, en suma, un Santana ebrio. Esto quizás asustó a gran parte del público, que parecía centrado en ver a los blueseros The Milkyway Express y Guadalupe Plata, pero no a los que estaban en las primeras filas disfrutando de un músico que nunca repite un espectáculo dos veces.

Y, al final, tras varios falsos finales con 'autotune' incluido, cuando todos creían que iba a dejar su sello personal -es decir, enseñar el trasero- se cortó. Quizás porque el imponente aspecto de los que venían detrás, los de Milkyway, cohibió al 'Loco'. Su imagen sobre el escenario no solo era temible, sino que además la reafirmaban con la música, una versión convincente del blues rock más americano, es decir, el sureño. La intensidad de la versión castiza de los Allman Brothers, fue de menos a más, dejando un listón tan alto para Guadalupe Plata que el guitarrista y vocalista, Perico de Dios, parecía querer saltar desde el primer segundo a punto de caer colapsado por ataque al corazón. ¿La última ironía? El ataque casi se lo da al público.