PEP GUARDIOLA

Josep Guardiola va a pasar a la historia grande del fútbol español. Para empezar, ha conseguido más títulos que nadie como entrenador del FC Barcelona. Mucha gente pensará que es muy fácil entrenar al grupo de peloteros al que él tiene la suerte de dirigir cada día. Yo soy de los que piensan que lo haría igual de bien en un equipo menor. A los que nos gusta esto siempre solemos caer en el error de contradecirnos. Cuando un técnico está en un equipo pequeño siempre pensamos que dar el salto a otro de categoría superior le puede venir grande. Le pasó, sin ir más lejos, a Benito Floro. Se salió en el Albacete y acabó enfadado en Lérida con todo el vestuario y lo peor es que se enteró todo el mundo. Pero cuando alguien triunfa en un grande inconscientemente creemos que no lo haría en un pequeño.

El caso es que nuestro protagonista ha tenido una influencia decisiva en nuestro fútbol. En primer lugar, a la hora imponer una forma de jugar. En este sentido también es cierto que está a cierta distancia de Johan Cruyff, el mayor innovador conocido hasta ahora en el balompié español. De hecho nadie ha vuelto a jugar con tres defensas como osadamente hacía él.

Además de eso, Guardiola es un verdadero genio a la hora de comunicarse con la prensa. Soy de los que piensan que cuando las cosas van bien todo el mundo nada a favor de corriente y las pequeñas o grandes fricciones desaparecen. Y a él, la verdad sea de dicha, todo le ha ido de dulce en el Barcelona. Por eso reconozco públicamente que era un poco escéptico, que dudaba de su actitud cuando vinieran las vacas flacas.

Sin embargo, el otro día me tapó la boca después de que en una rueda de prensa compararan su forma de tratar con los periodistas con la del propio Mourinho. Categórico, Pep no dudo en señalar que «ahora yo soy el simpático y él es el antipático, pero a buen seguro que llegará un día en el que yo no os resulte tan gracioso». Eso es ser inteligente con la pizarra y con los que manejan la pluma.