Sociedad

Almejas y arena en el Índico

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Cuando la marea baja en la bahía de Maputo, cientos de marisqueros, sobre todo mujeres, hunden sus pies en la arena caliente de las playas para buscarse la vida. Cuando el mar se retira, la playa, de finísima arena, se transforma en un inmenso desierto de suaves dunas longitudinales dibujadas por las olas. Entre surco y surco, los mozambiqueños posan sus manos y, con suma delicadeza, escarban para adueñarse de sus pequeños y ocultos tesoros. La piel de ébano de Ignacio Elías se oscurece aun más en las largas horas en las que araña la piel de la playa, hasta que su pequeña lata rebose de almejas y otros moluscos. Ignacio, el hombre de la fotografía, tiene 32 años y practica el oficio que aprendió de niño. A pleno sol, bañado por la brisa del Índico, trabaja a destajo a espaldas de su sombra. Después venderá sus tesoros en algún puesto del Mercado Central, donde se exhibirán ordenados, junto a camarones, langostas, gambones o jureles, en ese otro mar de olores, sabores y colores que invade la capital de Mozambique.