La oferta de empleo contemplaba una remuneración de entre 1.400 y 2.000 euros. :: LA VOZ
Sociedad

Parados al desnudo

La oficina de empleo francesa tramita ofertas de trabajo para hacer striptease por Internet

CORRESPONSAL. PARÍS. Actualizado: Guardar
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Se sabe que algunos parados trabajan de tapadillo. Menos conocido es que a veces se ven abocados al destape. Es lo que puede ocurrir en Francia cuando se acude a Pôle-Emploi, el servicio público de empleo. Le pasó a una mujer parisiense que llevaba dos de sus 29 años en paro. Se presentó en una agencia de la red gubernamental y acabó por conocer la acepción laboral del despelote. Le ofrecieron hacer striptease por Internet. Al abrigo del Estado, es un decir.

La insólita vivencia era relatada ayer por Kenza, el seudónimo con el que se asomaba a las páginas del diario 'Le Parisien'. En su cuenta personal abierta en el sitio electrónico de la oficina de empleo encontró el lunes una nueva oferta. Ponía: 'Animaciones de chats para adultos (mensajería rosa), trabajo de día o de noche'. El contrato era indefinido, no se exigía experiencia y la remuneración oscilaba entre 1.400 y 2.000 euros, primas incluidas.

Superada la sorpresa inicial, Kenza decidió enviar su currículum vitae al anunciante pues, después de todo, «animar un chat, aunque sea rosa, no requiere una gran implicación». Minutos después de mandar su mensaje, recibió una llamada telefónica. Su interlocutor le informó de que no necesitaría un teclado para el trabajo, pero sí una línea de teléfono y una cámara web. «Para relaciones picantes», le dijo.

¿Picantes? «Me indicó que tendría que ponerme un picardías y hacer el tipo de cosas que se hacen para un novio». Si el cliente estaba de acuerdo, debería «despelotarse». «Como una bailarina de striptease, vamos». Las grabaciones en vídeo no se guardarían, podría maquillarse o ponerse peluca para no ser reconocida por sus allegados y el número de contacto sólo se publicaría en revistas porno.

Kenza no se presentó a la entrevista que le fue fijada en el centro de París para firmar un contrato indefinido de seis horas diarias de trabajo en un salón individual. «Es superalucinante. La frontera con la prostitución no está lejos y esa oferta de empleo se encuentra en un sitio del Estado. La deriva es enorme», denuncia la afectada.

En Pôle-Emploi, donde sólo se atiende a mayores de edad, alegan que, jurídicamente, no pueden rechazar un anuncio si es legal y no discriminatorio. Las dos condiciones se cumplen en el caso. La oferta se dirige a hombres o mujeres y la actividad está autorizada por la ley, mientras no medie proxenetismo conducente a relaciones sexuales reales. Los comentarios a la noticia en Internet giraban en torno a la moralidad de la iniciativa. «No es más inmoral vender su cuerpo bailando que maltratándolo en la fábrica», opinaba un bloguero. «Jamás pensé que habría penuria de mano de obra en ese sector», señalaba otro. Una chica contaba que «yo buscaba curro en el apartado 'venta de productos culturales' y me ofrecieron un puesto para trabajar en un sex-shop».