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Con el orgullo del 'hacha brava'

El Madrid de Mourinho y Cristiano se imbuye del espíritu de Juanito, Camacho y Benito para vivir una noche mágica en el Bernabéu

MADRID Actualizado: Guardar
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Conjurados desde que Florentino Pérez bajó al vestuario para arengar a los jugadores tras la debacle de Dortmund, agarrados a la historia de las grandes remontadas del Madrid y animados por esa victoria del sábado ante el Atlético, a pesar de que el equipo blanco se encontraba bajo mínimos, los madridistas confían en el milagro del martes en el Bernabéu. A medida que pasan los días, la amargura de Westfalia se transforma en esperanza. De los palos unánimes a Mourinho y a un equipo que no dio la talla mínima exigible, al convencimiento de que sí se puede por calidad, oficio, pegada y necesidad.

Con Wembley y la ‘décima’ aún en el horizonte, la remontada ante la bisoña escuadra de Jürgen Klopp se ve factible. Tanto es así que lo que más preocupaba este domingo no era pensar en cómo marcar tres goles y no encajar ninguno sino conocer el estado físico de Cristiano Ronaldo, ausente en el derbi por precaución pero todavía aquejado de unas molestias musculares. El portugués jugará seguro, pero habrá que ver su estado. Pepe, Arbeloa y Marcelo también están tocados, pero al lado del crack de Madeira son jugadores menores.

Conceptos intangibles como el ‘espíritu de Juanito’ o el ‘miedo escénico del Bernabéu’, han contribuido a agrandar el mito de que el Madrid y su afición jamás se rinden. A lo largo de su dilatada historia, el mejor club del siglo XX se caracterizó por realizar gestas inolvidables en la memoria de los aficionados menos jóvenes. El madridismo rememora aquellas célebres remontadas de los setenta y ochenta contra el Derby County, Borussia de Moenchengladbach, Rijeka, Anderlecht, Inter de Milán o Estrella Roja. Hay un dato revelador. De las cinco ocasiones en las que el Madrid afrontó la vuelta en una eliminatoria con tres o más goles en contra, pasó en tres.

Dolido aún por la derrota, el presidente trazó las líneas maestras tras el pitido final del holandé Kuipers en Dortmund. Bajó al vestuario y se encontró a unos hombres frustrados. Animó a todos uno a uno al grito de «¡Esto hay que sacarlo adelante!». «No es la primera vez que pasa. El Santiago Bernabéu ha vivido remontadas históricas. Vamos a conseguirlo. Tened muy presente el día del Borussia de Moenchengladbach», les arengó, según informó en exclusiva ‘Punto Pelota’. Casillas, Cristiano, Xabi Alonso y Sergio Ramos siguieron su discurso. Camino del aeropuerto, en el autobús ya se escucharon consignas para la épica.

En la conferencia de prensa de Dortmund, Mourinho se mostró convencido de que «la remontada es posible». ¿El miedo escénico acuñado por Valdano,? «Llevo tres años aquí, he conocido a gente más importante que Valdano y todos me hablan de las grandes noches europeas del Bernabéu en el sentido metafórico. En el fútbol nada es imposible», zanjó el portugués. Emilio Butragueño, director de relaciones institucionales, lanzó un mensaje positivo. «El prestigio del Madrid se ha forjado precisamente en este tipo de partidos. En absoluto el 4-1 es definitivo. Si nosotros fuimos capaces de hacerlo, por qué no lo va hacer esta gran plantilla», argumentó el jugador que en el curso 84-85 firmó una actuación memorable y contribuyó con tres goles al 6-1 al Anderlecht que dejó en anécdota el 3-0 para los belgas en Bruselas.

Vídeo, mosaico y megafonía

El club ha lanzado un vídeo promocional recordando las mejores remontadas para ir calentando el ambiente. Se preparan camisetas blancas para los espectadores, mosaicos, una megafonía que asuste a los alemanes. Pepe repite que ‘90 minuti son molto longo en el Bernabéu’. Una frase que le soltó Juan Gómez ‘Juanito’ en italiano macarrónico al defensa interista Graziano Bini una noche en la que los merengues voltearon un 2-0 adverso de San Siro, con dos goles de Santillana y uno de Míchel.

Santillana, uno de los mejores cabeceadores de la historia, recuerda que eran duelos «eléctricos en los que se peleaba cada balón a muerte. Una mezcla de pasión, entrega, corazón y calidad». Tiempos en los que técnicos como Luis Molowny dejaba a los jugadores encerrarse en el hotel Monterreal y preparar los partidos a su manera. Camacho tomaba la palabra. Exigía rodear al árbitro en cada jugada, echarle huevos y meter el miedo en el cuerpo de los rivales ya desde el vestuario. El central Goyo Benito, apodado ‘Hacha Brava’ por el Héctor del Mar, el narrador de moda entonces que hoy comenta el ‘pressing catch’, era el encargado de hacer la primera entrada. Daba igual que fuera por detrás, en el centro del campo y sin balón por medio. No había tantas cámaras de televisión como ahora y los árbitros eran más permisivos con los equipos locales.