ANÁLISIS

Al-Qaeda se invita a la tragedia siria

El Frente al-Nusrah ha prestado el ritual juramento de obediencia al líder de la red terrorista, confirmando las tesis de Washington y Damasco

MADRID Actualizado: Guardar
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Confirmado: la noticia del martes de que el principal factor militar yihadista en Siria, Frente al-Nusrah se había fusionado con Al-Qaeda de Iraq tibiamente desmentida enseguida es una realidad hoy: Muhammad al-Golani, jefe del grupo, ha prestado el ritual juramento de obediencia al líder político de la red y sucesor oficial de Bin Laden, el egipcio Ayman al-Zawahiri.

Así pues, la rama iraquí, formalmente conocida como 'Emirato Islámico de Iraq', cuya jefatura ostenta Abu Umar al-Bagdadí, ignora la larga y porosa frontera entre los dos países y oficializa, si vale decirlo así, el hecho capital de que el agente militar más aguerrido y más militante de la heterógenea rebelión siria es… Al-Qaeda y ni siquiera es sirio, si se considera que probablemente una mayoría aritmética de sus combatientes son iraquíes y de otros estados árabes vecinos o más alejados.

La semana pasada, por ejemplo, trascendió que, por fin, el gobierno tunecino había empezado a tomar severas medidas para controlar la salida, legal y normal, de militantes que se dirigían vía Libia a Turquía o Iraq para ganar desde allí el escenario sirio. En un orden propiamente político y diplomático estos hechos alteran duraderamente la estrategia de un cierto número de países occidentales y, en primera instancia, confirman la evaluación de Washington, donde al-Nusrah fue incluida en la lista de organizaciones terroristas y descrita como un brazo de Al-Qaeda.

Islam e islamistas

Es curioso: Damasco y Washington están del todo de acuerdo en eso. Al régimen sirio le ha tocado la lotería diplomática al acreditarse su versión, que se extiende al verano del año pasado, cuando comenzaron las explosiones de coches-bombas en la capital, seguidas de la detención de algunos buscados activistas yihadistas y una campaña hábil de denunciar a la oposición como "terrorista", lo que no era en su inicio. La protesta y la valerosa decisión de alzarse contra el régimen fue obra de opositores de extracciones muy diversas y aunque un peso principal recayó en los Hermanos Musulmanes, estos no pueden ni deben ser asimilados a Al-Qaeda.

En realidad, la presencia mayoritaria de los Hermanos en las filas de la oposición fue atenuada deliberadamente cuando empezaron a formarse sus órganos de representación en el exilio para evitar cualquier malentendido. En este sentido, la gran decisión fue nombrar a un piadoso y respetado clérigo musulman sirio, Muaz al-Jatib, antiguo rector de la mezquita de los Omeyas en Damasco, como jefe de la 'Coalición de la Oposición y Revolución Nacional Siria', tal es su nombre.

Este movimiento se acomodaba muy bien a la tesis tan extendida de que "solo el islam podrá con el islamismo", una fórmula que con su reconocido ingenio recomendaba el difunto rey de Marruecos, Hassan II en su tiempo. El llamado primer ministro de un gobierno sirio en el exilio, Ghassan al-Hitto es también un musulmán piadoso aunque no es un hermano y su elección para el puesto (tal vez atribuible a los norteamericanos, porque él vivía en Tejas desde hace treinta años y tenía la ciudadanía) fue vista como otro movimiento en ese sentido.

El conflicto se complica

Las novedades anotadas confirman ya sin duda la aparición con fuerza y capacidad de un factor yihadista que, además, se acredita sobre el terreno. Y no solo porque al-Nusrah ('Jabhat al-Nusrah li-Ahl ash-Sham') obtiene éxitos militares, sino porque sus efectivos son disciplinados y entienden captarse la simpatía popular con un comportamiento riguroso y desprendido. Las palabras árabes transcritas ofrecen además un indicio que no pasa inadvertido para los iniciados: la traducción es "frente de apoyo al pueblo de la gran Siria".

Lo de "Gran Siria" es una explícita alusión a la reivindicación del nacionalismo tradicional sirio (el que rehúsa aceptar la partición propiciada por el colonialismo francés para crear el Líbano) y, por tanto, se inscribe en el contexto político e histórico árabe. La posterior fusión, se supone que operativa y práctica, con Al-Qaeda de Iraq añade una importancia innegable al proceso en marcha, su evolución y, desde luego, es un factor inesperado de complicación para el conflicto sirio como tal.

Washington, algo más que reticente a entregar equipo militar a los rebeldes porque teme que caiga en "las manos equivocadas" y, además, teme la repercusión de lo sucedido… en Iraq. El gobierno Obama hizo en su día una valoración de la guerra en Iraq equiparándola académicamente a "un fracaso", aunque acabara con la dictadura de Saddam Hussein. El agobiado primer ministro iraquí de hoy, Nuri al-Maliki, un shií, sufre el acoso de Al-Qaeda, que está matando cientos de iraquíes (shiíes en su inmensa mayoría) entre la indiferencia del mundo. Lo de Siria, su evolución, su re-consideración político-estratégica en Washington harán difícil que el dúo franco-británico consiga convencer a la UE el próximo miércoles en Londres de la pertinencia de armar a los insurgentes.