Macías levanta los brazos tras cruzar la meta. / Reuters
ATLETISMO

El triunfo de la fe

Higuero, reubicado en los 3.000 tras una lesión, y Macías, siempre a la sombra de sus rivales, logran dos medallas de plata

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El atletismo tiene mucho de obstinación. El talento allana el camino, pero hay que intentarlo una y otra vez. Y la vida, además, va colocando obstáculos que hay que salvar. Es el caso de Juan Carlos Higuero e Isabel Macías, que el sábado llevaron a España a las cien medallas en los Campeonatos de Europa en pista cubierta después de entrar segundos, ambos detrás de un etíope nacionalizado, en las finales de 3.000 y 1.500.

La plata tuvo otro argumento similar, la lucha de ambos por llegar a este punto. Uno, Higuero, con más clase, medallista ya hace 11 años, después de que una operación de pubis le extrajera de la élite, justo cuando empezaba a escuchar ese runrún en las pistas, esos comentarios siseados sobre la posibilidad de que estuviera acabado a los 34 años. La otra, Macías, no podía estar acabada a los 29, pero siempre había vivido, corrido, a la sombra de dos de las mejores atletas españolas, Natalia Rodríguez y Nuria Fernández (ellas tienen las medallas de plata de las dos ediciones anteriores). Ambos salen reforzados de Gotemburgo.

Antonio Serrano es el sabio entrenador de Higuero, el atleta apasionado que está enamorado de los 1.500, la distancia sobre la que se ha escrito gran parte de la leyenda del atletismo español. El atleta de Aranda conoce los históricos duelos entre Abascal y González, la figura de Cacho, el talento a raudales de Reyes Estévez. Y se resiste a subir de distancia. Pero Serrano sabe templarle después de tantos años de convivencia y, con guante de seda, le ha llevado hasta este podio. Ahora programarán el verano. Serrano propone correr los 5.000; Higuero, volver a intentarlo en 1.500.

El longevo León de la Blume conserva ese punto explosivo que tienen los 'milleros', esa velocidad terminal que ayer, sin ir más lejos, le hizo subir varios peldaños en menos de 200 metros vibrantes. Pues Higuero entró cuarto en la recta y cruzó la meta por delante de Olionaird, el irlandés que se mudó a Estados Unidos, primero con el gurú Salazar, ahora con Mark Rowland -un medallista en los Juegos de Seúl-, y el francés Kowal. Sólo se le resistió Hayle Ibrahimov, el fondista de Azerbayán nacido en Etiopía, un hombre que este año ha bajado de 7.40, y que demostró ser el más fuerte en la final (cubrió los últimos mil metros en 2.30 para acabar en 7:49.74). Roberto Alaiz, cumplió con un séptimo puesto en su primera carrera grande.

La de Higuero es una medalla centenaria. España llega a esta cifra gracias, sobre todo, al impulso del mediofondo, a las 60 medallas salidas de tres pruebas: el 800 (19 medallas), el 1.500 (21) y el 3.000 (20). Y hoy quedan más opciones: un deslumbrante Kevin López, ganador de su semifinal después de una carrera simétrica (54.3 en cada 400), y Luis Alberto Marco, que supera con oficio su octava eliminatoria en unos Europeos 'indoor', en los 800 metros, y David Bustos y Arturo Casado, en los 1.500. El burgalés nunca olvidará Gotemburgo, la ciudad donde logró, en 2006, la medalla de bronce en los 1.500 y los 5.000 de los Campeonatos de Europa al aire libre.

Abuelo chino

Durante las horas previas a la final femenina de 1.500, el atletismo español se lamentaba por la ausencia de Natalia Rodríguez. Pero esa baja pudo venirle bien a Isa Macías, liberada de una de las atletas que siempre la ha eclipsado. La zaragozana, al fin protagonista, corrió sin estar pendiente de su compatriota, maniobró con sabiduría y remató a lo grande para colgarse su primera medalla en una gran competición. Macías fue la mejor del grupo que se formó muchos metros por detrás de la sueca Abeba Aregawi, etíope hasta hace unas semanas, que tardó 40 segundos en marcharse en solitario para acabar imponiéndose con diez segundos de ventaja (4:04.47 por 4:14.19 de Macías).

La mediofondista española nunca aceleró su formación. El trabajo de Jesús Romero ha sido paciente, detallista y, finalmente, fructífero. Macías nunca fue un talento natural. En el colegio La Estrella de Zaragoza todavía recuerdan que jamás entraba la primera en el cross. Los alumnos le llamaban 'la china' por sus ojos rasgados y un segundo apellido exótico. Isabel Macías Chow es la nieta de un chino nacido en Sanghai que se mudó a la base de Rota a los 26 años para trabajar como sastre de los militares. Allí conoció a una sevillana de Triana y, ya juntos, se mudaron a Barcelona y de ahí a Zaragoza, donde Isa, estudiante de Periodismo, titulada ya en Magisterio y Educación Infantil, vive de alquiler en un piso del barrio de Las Delicias.

Natalia Rodríguez se rompe

Natalia Rodríguez no pudo disputar la final de los 1.500. La tarraconense avisó el viernes por la noche, después de ganar su semifinal, que se había resentido de un problema en el gemelo (microrrotura en la unión miotendinosa del soleo). Miguel Ángel Cos, uno de los fisioterapeutas de la federación española, trabajó la zona, le colocó un vendaje compresivo y le 'recetó' antiinflamatorios. Todo tipo de mismos para recuperar a una candidata al podio, que retrasó su decisión hasta este sábado a mediodía. La prueba no fue clara y se esperó al calentamiento previo a la final. Y ahí las sensaciones fueron definitivas. «Me duele muchísimo y voy coja», aseguró. Esta microrrotura privó a España de una medalla de lo mismo que otra devolvió a Ángel David Rodríguez, otro serio candidato en los 60, a Madrid.