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«La música actual necesita una criba importante»

El veterano grupo andaluz Medina Azahara cumple 33 años en la carretera con su decimoséptimo disco de estudio, 'La memoria perdida'

MADRID Actualizado: Guardar
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Medina Azahara es uno de los sonidos más originales que dejó la productiva y frenética década de los años 80 en España, época en la que, además de la Movida que dominaba el circuito madrileño, fraguaban en otras regiones periféricas otros estilos que darían lugar a un rock de marcado carácter y con sello made in Spain. Es en esa época cuando Medina Azahara hace su aparición e inicia lo que se convino en denominar rock andaluz, una apuesta musical que les ha permitido permanecer en la carretera durante más de tres décadas y poner sobre la mesa su decimoséptimo disco de estudio, 'La memoria perdida'.

“Veníamos prácticamente de una dictadura en la que España aportaba músicas muy comerciales tipo ‘Diablos’ o ‘Fórmula Quinta’, lo que se consumía en los años 60 y 70. A partir de la dictadura, los músicos tuvimos una época de libertad para exponer nuestras propias ideas, tanto en Galicia como en Asturias, donde surgiría una forma diferente de hacer música, todas las regiones aportábamos música de estilos diferentes. En el sur, desde Flamenco, surgieron grupos como Triana, Medina Azahara, Alameda... vinculados a un mismo movimiento y que las compañías discográficas, por darles un nombre, lo llamaron rock andaluz".

El que habla es Manuel Martínez, líder de la veterana banda. "A partir de eso, viene la Gran Movida y barre con todo con un apoyo impresionante por parte de los medios. La música que tenía personalidad, como era el rock 'made in spain' volvió a un segundo plano porque no era lo que se demandaba por parte del medio. Se volcaron en la Gran Movida y se olvidaron las grandes raíces, lo que provocó una gran criba que dio paso a los grupos que realmente se merecían estar ahí".

Una selección natural que consideran se repite cada cierto tiempo y permitirá la supervivencia de los grupos con un trabajo que realmente valga la pena. “Hay una hornada de gente joven que han estado haciendo clones de música ya hecha en el exterior, algo que no es bueno ni para ellos ni para la música. Llegará la tormenta tropical que irá arrastrando la hojarasca y lo que no tenga peso. Siempre va a quedar lo original, lo perdurable y a Medina Azahara siempre se la ha dado el sello de atemporal. Da igual poner el disco de Medina Azahara ahora en 2012 que hace más de 20 años, siempre hemos tenido ese sabor y esa manera personal de hacer música”.

Esencia andaluza

El grupo considera que el secreto de su éxito reside en su “originalidad”, una esencia que, aseguran, no han perdido a lo largo de años “investigando y experimentando” en cada nuevo disco, trabajos en los que “han rozado” el heavy, la música sinfónica, árabe e incluso celta, pero siempre reinventándose en cada trabajo. “Y aún así hemos sobrevivido todo este tiempo con nuestro sello de identidad. No es un secreto que llevamos 23 años aquí y hemos sobrevivido por ser originales en la forma. Hay muchos grupos que hacen música muy unificada, pero nosotros podemos tocar como Iron Maiden o como un grupo de flamenco puro, versátiles pero siempre con el sello de rock andaluz”.

Explican que la apuesta por la superación año tras año está basada en el alejamiento de las modas imperantes en cada época, así como evitar aferrarse a fórmulas ya usadas o repetir éxitos ya conseguidos. “No queremos hacer un siguiente ‘Necesito respirar’, sino siempre apostar por algo más complicado y buscar la mezcla con lo mejor de cada música.

Y eso es lo que han intentado buscar en ‘La memoria perdida’, un disco de estudio producido por ellos mismos y que contiene diez temas inéditos y dos versiones: una de Triana, ‘Rumores’ y ‘Busco’, una vuelta de tuerca a un tema del primer disco de Medina. “Recuperamos la esencia de la primera época de Medina, que suena a un rock rock más fuerte y andaluz por todos los costados”. Echando la vista atrás, Medina considera que ahora es cuando realmente le están sacando provecho a la madurez aprendida a base de errores y aciertos. “Ahora sabemos qué coger en la caja, poner el precinto y una relación que nos hace disfrutar cien por cien de lo que estamos haciendo. Sabemos que no es el mejor momento, pero nuestro lema siempre ha sido trabajo, trabajo y trabajo. Es lo que toca”.