conflictos olvidados

La molesta piedra para Rusia

Chechenia sigue librando una batalla en una masacre que continúa cobrándose vidas

MADRID Actualizado: Guardar
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El conflicto independentista de Chechenia, que comenzó en el siglo XVIII con el imperialismo zarista, continúa hoy vigente cobrándose miles de vidas en la guerra que libra con Rusia. La realidad actual es la de un país que pretende ofrecer una imagen de estabilidad y recuperación. Sin embargo, detrás del disfraz, se esconde una dictadura donde la oposición política y la disidencia no tienen cabida en un contexto en el que impera el terror. Desde 1994, cerca del veinte por ciento de la población ha fallecido y existen más de 400.000 desplazados.

Fue tras la disolución de la URSS cuando Chechenia proclama su independencia en 1991 de la mano del ex general soviético Dzojar Dudáyev. La reacción rusa se hizo esperar 3 años, hasta que en 1994 el por entonces presidente, Boris Yeltsin, ataca la escindida República para estabilizar la región y frenar las tendencias separatistas en la Federación. Sin embargo, la fiereza de la resistencia pone fin en 1996 a la guerra con la humillante derrota del ejército ruso.

La conquista 'a sangre fría' de Chechenia fue potenciada por el ex coronel del terrorífico KGB, Vladimir Putin, llegado al Kremlin para suceder al ajado Yeltsin. La nueva política nacía con el objetivo de devolver a Rusia el honor perdido en la anterior batalla, de la que los chechenos salieron victoriosos. En 1999, la ofensiva militar contra los separatistas, dirigidos por Shamil Basáyev, marcó el inicio de la segunda guerra chechena con 30.000 soldados rusos cercando la zona insurgente, tras un brutal atentado en Moscú que se cobró la vida de más de 118 personas.

Una sangría indiscriminada

En 2002, el fracaso de la técnica empleada por Putin quedó de manifiesto con el asalto al teatro de Moscú, resaltando la necesidad de solucionar la sangría que se estaba cometiendo. Los abusos de poder, secuestros, asesinatos, atentados y emboscadas se sucedían cada día con más frecuencia y virulencia.

Connivencia y complicidad entre los representantes del ejército ruso, los servicios secretos rusos en Chechenia y los dirigentes locales que utilizan de marionetas, han sido factor común en el conflicto desde su inicio.

A partir del 11-S

Con el 11 de septiembre de 2001, el por entonces presidente ruso, Vladimir Putin encontró la posibilidad de acabar con el cáncer separatista que asolaba su país. Confundiendo la guerra secular de Rusia con los chechenos y la guerra global de EEUU contra Al Qaeda y los talibán, se convirtió en el primer aliado de Bush. Compartió información secreta con la CIA y el FBI y facilitó la instalación del Ejército estadounidense en antiguas bases militares soviéticas en Asia Central.

Liquidado el régimen talibán, EE.UU dejó de necesitar a Rusia. En mayo de 2002, el subsecretario de Estado para Europa, Steven Pifer exigió a Putin que negociase con Masjadov, criticando además las violaciones de derechos que Rusia cometió en la segunda guerra Chechena.

Las perspectivas de paz son cada vez más lejanas e improbables al perder peso el conflicto en los medios y disminuir la presión internacional sobre Rusia.