DEFENSA

Así es el menú de los militares gaditanos en combate

Cinco tipos diferentes entre los que se encuentran lentejas o pote gallego, hacen que las comidas españolas en el frente sean de las mejor valoradas por soldados de otros países

En la imagen, todo lo que se encuentra en una Ración Individual de Combate (RIC). Antonio Vázquez

Verónica Sánchez

Sopa de pollo con pasta, judías con chorizo, sardinas en aceite y, de postre, crema de albaricoque. ¿Suena bien? Pues ese es uno de los menús de los soldados españoles en combate o de maniobras. «En una situación táctica de alta intensidad no queda otra que recurrir a la Ración Individual de Campaña (RIC) », explican a este periódico en el Tercio de Armada de SanFernando. Y los infantes de Marina lo saben bien, ya que cuando despliegan en maniobras siempre las llevan en sus mochilas.

Hay tres tipos de módulos de Raciones Individuales de Campaña (RIC), el de desayuno (marcado con la letra ‘D’ en el paquete), el de comida (’A’) y el de cena (’C’) . Cuentan con cinco menús diferentes, con un valor energético de entre 3.446 y 3.608 kilocalorías. Y, además de la comida, dentro de la RIC los soldados encuentran otros complementos como un cepillo de dientes (en el módulo de desayuno), u otros como leche condensada, pastilla depuradora, chicle, hornillo, pasta de dientes, pastillas de fuego, polvos isotónicos, cerillas o desinfectante de manos. Tanto para la comida, como para la cena se reparte también una bolsa de ‘pan galleta’ (una especie de pan tostado).

Las Raciones Individuales de Combate, advierte el capitán Mena, del Grupo de Apoyo de Servicios de Combate (GASC) del Tercio de Armada, no deben consumirse durante más de 30 días consecutivos. Ofrecen numerosas ventajas: envoltorio estanco, cumple con las normativas de higiene y seguridad alimentaria, dan garantía de conservación larga (incluso después de la fecha de consumo preferente), aumenta la agilidad para su distribución y consumo y son equilibradas en macro y micro nutrientes. Pero tambíen tienen algunas desventajas, como la escasez de fruta fresca y hortalizas crudas, su elevado precio, el cansancio en la repetición de menús cuando su uso es prolongado y su peso, de 5 kilogramos, que el combatiente debe llevar en la mochila . Además, es muy práctica, pero genera basuras, por lo que, explica el capitán, como deben «cumplir la normativa medioambiental de separación de residuos, en los campos de maniobras siempe hay un punto de transferencia de los mismos».

Infantes de Marina comiendo sus raciones. Armada Española

Calidad y variedad

Todos los menús son de calidad y cumplen los estándares civiles (tanto es así que las mermeladas, por ejemplo, son de la marca ‘Hero’). Abrimos el de comida A1: un sobre de sopa de pollo con pasta, una lata de judías con chorizo, otra de sardinas en aceite y de postre crema de albaricoque . Después hacemos la prueba con el de comida A5: mismo sobre de sopa, una lata de ensalada campera, otra de magro de cerdo y, en este caso, la crema es de pera. No pinta mal. Efectivamente, lo probamos y está bueno. Quizá no para estar comiendo días tras día, pero sí de forma esporádica.

Algunos menús, explican los militares, tienen más éxito que otros, como las salchichas en la cena o las lentejas en la comida. «Normalmente cuando estamos de maniobras lo que la gente busca es algo caliente» , por eso todas las cenas tienen sopa de verduras y las comidas, de pollo. En verano, el menú de ensalada de atún con vegetales es el que triunfa. Cada cierto tiempo se realizan encuestas para saber qué Raciones Individuales de Campaña gustan más. De este modo, por ejemplo, se eliminaron las latas de callos y se pusieron las de pote gallego. «Están en constante cambio», aseguran.

Además, la compañía de aprovisionamiento del Grupo de Apoyo de Servicios de Combate (GASC) del Tercio de Armada lleva un «control del tipo de comida que se le da a la gente, ya que buscamos la no repetición de menús y la mayor variedad posible», cuentan.

Es la Jefatura de Apoyo Logístico de las Fuerzas Armadas la que confecciona las raciones dependiendo de las necesidades calóricas del combatiente y son las mismas para todos los Ejércitos y la Armada. «A nosotros nos suministra la Factoría de Subsistencias de la Armada», explican en el acuartelamiento de la Infantería de Marina en San Fernando. «Las raciones se presentan en palés de 16 cajas, en el caso del almuerzo y la cena, o de 30, en el del desayuno. «En un camión Iveco caben 800 raciones más el agua, que es lo más complicado de transportar porque es lo más voluminoso·». Y es que, con cada RIC normalmente se entregan dos botellas de agua de 1,5 llitros . E incluso puede ser más, ya que depende del clima. «Hay tablas de cuánta agua corresponde en función de las características climatológicas·, detallan.

Por poner un ejemplo, durante el ejercicio ‘Balearex-19’ , que tuvo lugar del 5 al 18 de noviembre de 2019, la compañía de aprovisionamiento del Grupo de Apoyo de Servicios de Combate (GASC) del Tercio de Armada distribuyó más de 6.600 Raciones Individuales de Campaña . «Eran 800 personas durante dos semanas, así que se alternaron tipos de raciones.Fueron necesarios dos trailer y dos camiones para transportarlo todo», explica el capitán Mena.

Asimismo, detallan los militares españoles que en 1995 se incorporaron los menús con el sello ‘halal’ (sin cerdo), que constan de atún con tomate, ensalada de alubias o salchichas que no sean de porcino. «Lo normal es llevar siempre algunas cuando estamos en zona de operaciones, porque la fuente de suministros está lejos».Además, se tiene en cuenta la zona en la que se va a desplegar porque, detallan, por ejemplo en Bosnia un porcentaje de las raciones era para personal con ascendencia musulmana, por lo que había que llevar menús sin cerdo.

Ensalada de atún, magro de cerdo y pan galleta. Antonio Vázquez

Comida de otros países

Explican los infantes de Marina que las raciones de las Fuerzas Armadas españolas son de las mejor valoradas dentro de los ejércitos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Y que, cuando están desplegados, entre militares de diferentes nacionalidades intercambian raciones para cambiar un poco y probar diferentes cosas.

Repasando algunas naciones, el Ejército francés lleva un módulo completo en una caja que les vale para todo el día, disponen de 14 menús, dos de ellos sin cerdo, llevan dos latas de comida principal y, como curiosidad, uno de sus menús es de paella y otro de canelones. La comida de las Fuerzas Armadas italianas es muy parecida a la española, aunque, al igual que los franceses, llevan todo lo necesario para un día en una bolsa estanca dentro de la que encuentran tres cajas. Detalle histórico, «antes la ración italiana llevaba una botellita de licor y la española cigarrillos». Aseguran los militares que la ración de los alemanes es de «gran calidad y alto poder calórico» y la comida se presenta en papel de aluminio. Pero sin duda las más famosas son las raciones estadounidenses . Son bolsas autocalentables, sin fuego, con una comida principal. Disponen de 24 menús y, dicen los españoles, «todo parece de teconología espacial. No usan fuego, apenas produce basura, pesa poco. Pero son calorías envasadas, lo de menos es el sabor o el gusto.Todo acaba sabiendo igual».

Las Raciones Individuales de Combate no son el único modelo de alimentación en campaña de las Fuerzas Armadas españolas. Dependiendo del escenario cuentan también con raciones de emergencia (un paquete plastificado al vacío con caja metálica y tapa de plástico, que aporta 1.050 calorías y cubre necesidades) o raciones de efectivos en desplazamiento que, explican se parece mucho a la ración americana, ya que es una bolsa que se calienta al mojarla, y la usa la Fuerza de Guerra Naval Especial. También hay una ración ligera, con lo necesario para 24 horas y que aporta 3.000 calorías; batidos energéticos (dos sobres de sabores de 250 gramos) y refuerzo de la ración individual, para situaciones en las que es necesario un mayor aporte calórico (chocolate, turrón o miel).

Cocina en el frente

Además disponen de raciones colectivas, para 10 personas, diseñadas para hacerlas en una cocina de campaña , cuando el escenario en zona de operaciones está estabilizado y compuestas por dos latas rectangulares de tres tipos. Hay diez menús de raciones de campaña, cuatro de ellos para consumir en frío. Y entre ellos encontramos hamburguesas, pasta, pollo, menestra, salchichas, ensalada, fabada o atún. Y meten también refuerzo de fruta.

Estas raciones se preparan en los módulos de cocina de la compañía de aprovisionamiento del GASC, al frente de los que está el sargento primero Morillo. «Tenemos tres módulos de preparación y otros tanto de distribución», explica, «con capacidad para 500-600 raciones por día». Son complatibles con todos los sistemas de transporte, tanto en medios de Infantería de Marina, como en buques de la Armada, y en cada uno de ellos trabajan ocho personas más dos de apoyo, que son manipuladores de alimentos. También cuentan con módulos frigoríficos, preparados para funcionar en el terreno y diseñados para operar de forma independiente. Y con plantas despotabilizadoras , con capacidad de potabilizar entre 500 y 1.600 litros a la hora . Este agua normalmente se usa para limpiar el material de cocina pero, afirman, es perfectamente adecuada para el consumo humano en caso de emergencia.

«Debido a su situación táctica, la unidad no siempre puede llegar a la cocina», cuenta el sargento primero, «por eso contamos con 148 termos transportables y aerolanzables, que pueden dar de comer a 7.300 personas ».

¿Y qué pasa cuando la Infantería de Marina embarca en un buque de la Armada? Pues en este caso la comida a bordo está elaborada por los cocineros del barco , «especialistas en alimentación», detallan, y suele estar muy buena. Por eso, sin duda, ese es el «mejor escenario posible».

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