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El puente de Cádiz, un gigante de cifras record - la voz
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El hito de la ingeniería que desafía al vértigo

El proyecto del puente de Cádiz ha sido «todo un reto» para el estudio que lo ha creado

m. almagro
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Estudiando las características de un puente y las exigencias que se deben dibujar en su proyecto se puede adivinar qué es lo que se necesita o se espera de la ciudad en la que se levanta. En el caso del de Cádiz, su largo y su altura son dos de las tallas que más pistas dan sobre, no sólo la magnificencia de la obra, esa grandiosidad vertiginosa, sino también de qué se pretende conseguir con él y cuáles son los retos que se ponen en su horizonte.

El equipo de la oficina de Carlos Fernández Casado, S. L, dirigidos por el diseño de los ingenieros Javier Manterola y Antonio Martínez Cutillas, se tuvieron que enfrentar a ese propósito.

El objetivo estaba claro: tenían que hacer un puente tan largo que llegara desde la barriada del Río San Pedro en Puerto Real a Cádiz, tan alto que no fuera obstáculo para el paso de cualquier gigante marítimo y tan práctico que agilizara la entrada al tráfico de una capital de provincia a la que se le pide que sea faro comercial y turístico ante unas cifras dramáticas de paro.

Así, por ejemplo, el puente de la Constitución de 1812 tuvo que adaptarse a los requerimientos de la industria naval, e incluso modificarse durante su ejecución. Sabedores de su necesidad de reinvención, los astilleros de Navantia solicitaron que el puente permitiera el paso de grandes buques bajo su tablero. Pero no sólo de barcos, sino que además pudieran navegar bajo él los enormes generadores eólicos para alta mar (offshore), cuyos mástiles y aspas de rotores suelen superar los 120 metros de altura. Por tanto, para aprovechar este nuevo nicho de negocio, había que idear un puente que no pusiera límites, que no tuviera techo.

El resultado de éste y otros detalles técnicos han hecho que el puente de la Constitución de 1812 sea «una obra de talla mundial», tal y como manifestó el presidente del Gobierno Mariano Rajoy durante la inauguración y, además, esté llamado a ser un revulsivo de futuro para el empleo.

Han sido ocho años de trabajo en una obra en la que han llegado a participar en periodos de máxima actividad más de medio millar de operarios. Y todos los que han pasado por ella de una u otra manera han coincidido y se han sobrecogido ante las impresionantes dimensiones de ese 'gigante' que marca cifras records en casi todas sus líneas.

Sus marcas

En cuanto a su altura son 185 metros los que se levantan sobre el mar, de ellos, 69 son los que discurren entre el tablero del puente y el nivel del agua, datos que lo convierten en el segundo puente marítimo de mayor gálibo vertical del mundo, después del de Verrazano Narrows de Nueva York y por delante del Golden Gate de San Francisco. Tiene las torres más altas de España. Por detrás del segundo puente de Cádiz está el Puente Rande de Vigo, con 119 metros. Son las séptimas más altas de Europa y lo sitúan en el puesto 16 entre las infraestructuras de esta talla en el mundo.

Si lo que se mide es la longitud, sus cifras son también de récord. El nuevo enlace de la Bahía de Cádiz tiene cinco kilómetros, de ellos, 3.092 metros transcurren salvando el mar y el resto son parte del viaducto que lo comunica con Puerto Real y con Cádiz. Así, es el, de carretera, más largo de España y supera a dos puentes emblemáticos:el Golden Gate y el de Brooklyn, ambos en Estados Unidos.

En este sentido, en el ranking europeo ocupa el puesto número 20, y en el mundo, el 117. La palma se la llevan las mastodónticas estructuras asiáticas. Por ejemplo, el puente chino de Qingdao, que se inauguró en 2011, supuso una obra récord con una longitud de 42,5 kilómetros. Hacerlo costó 1.700 millones de euros y en su construcción trabajaron hasta 10.000 operarios.

Atirantado con más luz

Pero, una de las características que más destaca a la hora de situar el puente gaditano en el mapa de las megaconstrucciones del mundo es la distancia que hay entre sus pilares. Con 540 metros, es el puente atirantado con ferrocarril de mayor luz del mundo por delante del de Tianxingzhou, en China (504 metros) y el Oresund, que une Suecia y Dinamarca (490 metros). En España, tras él, se sitúa el puente Ingeniero Carlos Fernández Casado sobre el Embalse de Barrios de Luna, en León, que con 440 metros es otra de las obras referencia de Javier Manterola.

Además, el viaducto se apoya en 36 pilas, de ellas 12 emergen del mar. La más alta se levanta 185 metros. Tiene 176 tirantes, 88 unidos a cada torre. Y 61 dovelas de 20 metros de longitud por 34,3 metros de anchura. Todas ellas alcanzan un peso de 300 toneladas.

El enlace gaditano está dividido en cuatro partes: los accesos a Cádiz y Puerto Real, el tramo atirantado y el tramo desmontable, una parte que consta de 150 metros de longitud y que será la que permita el paso de embarcaciones de grandes dimensiones. Solamente esta pieza tiene un peso de 4.000 toneladas.

Por otro lado, el puente de la Constitución de 1812 tiene una anchura total de 36,8 metros y dos carriles por sentido para el tráfico viario muy amplios. Además, cuenta con una plataforma para construir un tranvía metropolitano, cuya obra esta prevista por la Junta de Andalucía, tal y como recordó la presidenta Susana Díaz en la apertura de este 24 de septiembre.

La obra monumental, ejecutada por la UTE Dragados- Drace a petición del Ministerio de Fomento, ha sido también considerada como un gigante de hormigón por los 102.616 metros cúbicos de este material que se han empleado en él, cinco veces más que el que se usó en su día para construir el monumento del Cristo de Corcovado, en Río de Janeiro. Y también señalada como un gigante de acero. 70.000 toneladas de este metal se han utilizado para hacerlo, nueve veces y media más que el que se empleó en la Torre Eiffel.

En definitiva, la obra de Manterola es ya un referente en la ingeniería mundial que, lejos de luchar contra aquellas circunstancias que en un primer momento se pudieron poner en su contra, se convirtieron en las protagonistas. El equilibrio, el movimiento, la altura, la distancia... todo ello ayudó para que ahora se hable de «una obra de arte».

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