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El tercer pecio hallado en Cádiz deberá ser trasladado

Los últimos restos de un naufragio encontrados durante las obras de la terminal de contenedores se encuentran en la zona de viraje de los buques

MERCEDES MORALES
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«Hemos encontrado lingotes de plata que estamos pagando a precio de oro», bromea el presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, José Luis Blanco. Este chascarrillo, resume la inversión que está haciendo el puerto de Cádiz en la recuperación de restos arqueológicos. Un aumento de presupuesto para la obra de la terminal de contenedores que aún no tiene financiación. La construcción roza los 78 millones de euros en su primera fase y cabe recordar que la APBC ha pagado ya con fondos propios más de 2,5 millones para poner a salvo los hallazgos arqueológicos en el fondo del mar a la altura del dique de Levante.

Pero a puerto flaco, todo se vuelven pecios, si se concede la licencia literaria. Y a mediados de marzo apareció un tercer pecio que sobresaltó a la dirección técnica y presupuestaria de la nueva terminal. De momento se desconoce el origen de este nuevo descubrimiento y tampoco está facilitando nada el trabajo la turbidez de las aguas generada por el dragado de la obra, pero se ha constatado la existencia de parte de un buque y de un cañón en las proximidades. El presidente del Puerto, José Luis Blanco, apuntaba durante la visita a las obras, que ya saben que habrá que trasladar los restos «porque se encuentran en la zona de viraje de los buques de carga», que llegarán en un futuro a Cádiz. Pero aún no pudo cuantificar el coste: «seguimos esperando el informe del Centro de Arqueología Subacuática (CAS)», concluyó Blanco a preguntas de este medio.

El Puerto paga

El CAS, organismo dependiente de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte es el responsable del futuro de dichos restos, aunque la entidad que pagará los costes será el puerto de Cádiz. Cabe recordar que la supervisión arqueológica permanente durante las labores de dragado fue uno de los requisitos recogidos en la Declaración de Impacto Ambiental de la obra. Además, el proyecto cuenta con el permiso de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte porque se estableció que el CAS velaría por el patrimonio subacuático de la zona.

Los 2,5 millones de euros que supuso el rescate de los tesoros y la salvaguarda de los dos pecios anteriores se reparten de esta forma: el primero, que fue trasladado a otra ubicación porque estaba en la misma línea donde van los cajones del muelle, costó 1,6 millones; del segundo, 450.000 euros; otros 100.000 euros para restauración y 400.000 euros en trabajos arqueológicos.