Tribuna

Necesaria Nussbaum, necesarias otras

PROFESOR DE TEORÍA POLÍTICA. UNIVERSIDAD DE GRANADA Actualizado: Guardar
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El pasado 16 de mayo se anunció la concesión del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales a la filósofa estadounidense Martha Nussbaum. El total merecimiento de tal galardón no debiera dejar pasar por alto que se trata tan solo de la segunda mujer en ser reconocida con tal distinción. Desde la instauración del premio en 1981, solo Mary Robinson, presidenta de la República de Irlanda durante gran parte de la década de los noventa, lo recibió con anterioridad, en 2006. Treinta y dos hombres (algunos de ellos compartiendo honores) y alguna institución frente a dos únicas féminas. Y no porque no hubiese objetivas candidatas. Se me ocurren unas cuantas cuya mínima relación excedería varios párrafos en este artículo.

Pero volvamos a Nussbaum. Nació en 1947 en la ciudad de Nueva York, en un ambiente WASP muy acomodado que, sin embargo, no impidió que desde sus primeros años académicos centrara su atención personal y profesional en la percepción y el análisis de las desigualdades sociales. Aunque cursó estudios en New York University, se doctoraría en Derecho y Ética en Harvard en 1975. Es en la actualidad Ernst Freund Distinguished Service Professor de Derecho y Ética del Departamento de Filosofía de la Facultad de Derecho y de la Facultad de Teología, de la Universidad de Chicago, tras haber impartido docencia en Harvard, Brown y Oxford y haber recibido numerosísimas distinciones académicas por todo el mundo.

La Ciencia Política, y la Teoría Política en particular, deben mucho a su obra y magisterio. Desde un punto de vista indudablemente comprometido con el credo liberal kantiano-rawlsiano, aunque con importantes guiños comunitaristas quizás por su tardía conversión al judaísmo, Nussbaum es tal vez tras la desaparición del propio John Rawls una de las voces más genuinas y autorizadas del pensamiento liberal progresista, aunque en ningún caso de aquel que suele confundirse con el neoliberalismo o con el neoconservadurismo. En este breve espacio me gustaría dar tres razones principales en relación con algunas de sus principales obras (no quiero decir con ello que sean las más decisivas, pues en modo alguno podrían obviarse sus ingentes aportaciones al estudio de filosofía clásica o al papel de las emociones en la Teoría actual del Derecho), para justificar la oportunidad y actualidad del pensamiento de la profesora Nussbaum.

Comencemos con 'Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades' (2010). En una España y una Europa progresivamente más mercantilizada y con las carreras de Humanidades y Ciencias Sociales cada vez más arrinconadas, expulsadas y hasta perseguidas, conviene recordar la obligatoriedad de formar ciudadanos atentos y críticos con la 'res publica'. Reivindicando la tradición clásica socrática, a la que dedica igualmente su 'El cultivo de la humanidad: una defensa clásica de la reforma en la educación liberal' (2001), Nussbaum lleva a cabo un meridiano alegato en favor de la educación pública de calidad, en ningún caso incompatible con la enseñanza privada ni con las clásicas universidades de excelencia, pero sí contra el concepto excluyente, elitista de algunos colegas con los que Nussbaum entabló públicas y agrias polémicas durante su estancia en Harvard.

'Las mujeres y el desarrollo humano: el enfoque de las capacidades' (2002), o su aún más clásico trabajo 'Sex and Social Justice' (1998). Desde un feminismo liberal, de la igualdad y sin radicalismos ni exclusión (tampoco de hombres), Nussbaum denuncia la pérdida del sentido del compromiso público como la gran tragedia de la nueva teoría feminista en los Estados Unidos y Europa. Famosa es en este sentido la controversia mantenida con la gran referente del feminismo radical de la diferencia, Judith Butler, a cuyo pensamiento adjetiva Nussbaum como deliberadamente críptico, (solo) aparentemente subversivo y muy 'à la mode'. En su célebre ensayo 'The Professor of Parody', se lamenta de este tipo de construcciones post-estructuralistas, completamente alejadas de los problemas reales de las mujeres: las hambrientas, las agredidas, las violadas o las que obtienen salarios injustamente inferiores al de los hombres.

Por último, 'En Libertad de conciencia. Contra los fanatismos' (2009), uno de los trabajos más contundentes y mejor presentados de la pensadora neoyorquina, la defensa de la pluralidad religiosa y el correlato de la libertad de conciencia centran el debate, alertando cómo en la historia de los Estados Unidos (algo que podríamos extrapolar al resto del planeta), determinadas opciones religiosas, fundamentalmente los monoteísmos históricos en sus diversas confesiones, han tendido a imponer su credo hegemónico, marginando o al menos dificultado el libre ejercicio de otras opciones -también la propia no creencia religiosa del ateísmo-, como circunstancias minoritarias y 'desviadas'.

En suma, Nussbaum nos trae la reflexión filosofía a pie de calle, sin caer en la superficialidad de muchos divulgadores actuales y sin renunciar al pensamiento fuerte, y menos aún al debate y la pluralidad que debemos reconocer en la democracia. Un homenaje a pensadores como John Stuart Mill, John Dewey o John Rawls, para quienes la filosofía también servía para transformar el mundo, para mejorarlo. Léanla si tienen tiempo. Inténtenlo si no lo tienen.