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LA ESPERANZA COLECTIVA 20 2

Con las bombas que tiran los fanfarrones...Xxsxsxsxlllsxsxsxsx xsxsxsxsxsxsxsx

RAFAEL HIGUERAS ROMERO
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El próximo 19 de marzo se cumple el segundo centenario de la proclamación en Cádiz de la Constitución de 1812. La ciudad, superpoblada con refugiados de toda España (superaba los 100.000 habitantes en 1810) y con una epidemia de fiebre amarilla, además, sufría por parte de las tropas francesas, un largo asedio que duraría dos años y medio, desde el 5 de febrero de 1810 hasta el 24 de agosto de 1812.

Cuando en los primeros días de febrero de 1810, las tropas del I Cuerpo del Ejército francés, al mando del mariscal Claude Perrin Víctor, llegaron a las puertas de la Isla de León se encontraron con unas posiciones terrestres fuertemente artilladas y la decisiva defensa natural del caño Sancti Petri.

Ante los fracasos de los asaltos de las tropas francesas en la línea de defensa de la isla de León, el mariscal Victor pretendía la rendición de Cádiz por medio del bombardeo. El plan para el asedio, contaba con la colocación en el fuerte de Matagorda, después de tomado por los franceses el 22 de Abril de 1810, de una batería de cañones-obuses con capacidad suficiente para bombardear la ciudad.

El bombardeo de Cádiz dejó en la ciudad 534 proyectiles, siendo las zonas más castigadas las del Pópulo, Candelaria, Rosario y Santa María.

Comenzó a principios de Diciembre de 1810, continuando de forma irregular durante 1811. Es a partir del 12 de marzo de 1812, cuando entran en funcionamiento las piezas de mayor alcance utilizadas hasta el momento. Eran obuses de bronce, de 3.350 kilos de peso, con un calibre de 10 pulgadas, conocidos con el nombre de Villantroys-Ruty por el nombre de su diseñador, el coronel francés de artillería Villantroys, y por el del director del proyecto de construcción de los 8 obuses que participaron en el bombardeo de Cádiz, el general Ruty. Se construyeron en 1811 la fábrica de artillería de San Bernardo de Sevilla. Estos obuses, con un ángulo fijo de 45 grados, disparaban proyectiles de 90 libras de peso (40,82 kilogramos) a una distancia de hasta 4.800 metros de distancia.

Para conseguir el máximo alcance, los proyectiles tenían una carga de de plomo frío que al estallar esparcían gran cantidad de piezas finas en forma de tirabuzón. La imaginación a la hora de componer las coplas que se cantaban en la época hizo el resto.

El 25 de agosto de 1812, cuando se levantó el sitio de la ciudad, entre las piezas de artillería abandonadas por el ejército francés en el fuerte de Matagorda, se encontraban algunos obuses Villantroys-Ruty. Santiago Casanova Padrón, cronista oficial de Cádiz, con motivo del primer centenario del Sitio de Cádiz, relataba que uno de los obuses fue traído a Cádiz y colocado en el centro de la plaza de San Antonio, donde permaneció durante cuatro años. Después, nunca más se supo de su destino.

Otro obús fue cedido por el Consejo Supremo de Regencia de España al gobierno inglés por su participación en la Guerra de la Independencia. Esta pieza, única en el mundo, se encuentra actualmente en Londres, en el patio de armas del Horse Guards Parade, en WhiteHall, mundialmente conocido por el cambio de guardia de la Caballería Real.

El obús es una maravilla. Está montado sobre una base construida en 1814 en la fábrica de medios de transporte de la Casa Real, formada por un dragón alado chino y dos cabezas de perro en la parte trasera. En dicha base hay grabada, en inglés y en latín, la siguiente inscripción: «Para conmemorar el levantamiento del asedio de Cádiz, debido a la gloriosa victoria del Duque de Wellington sobre los franceses cerca de Salamanca el 22 de julio de 1812, este mortero, construido para la destrucción de esta gran ciudad costera, cuya potencia no es sobrepasada por ningún otro, abandonado por los sitiadores, fue presentado como símbolo de respeto y gratitud por la nación española a Su Alteza Real el Príncipe Regente».

Es una pena que en España no se quedara ninguna de estas piezas. Solamente existe en el museo de artillería del ejercito un modelo de madera en escala 1/6. Este mortero, el único que queda en el mundo de las que bombardearon Cádiz durante el asedio por parte de los franceses, debería ser cedido por el gobierno británico y tener un lugar de honor en Cádiz, al menos, durante los actos del Bicentenario. No deberíamos dejar pasar la oportunidad de poder contemplar esta maravillosa pieza, que forma parte de la historia de Cádiz.