Andrés y Rocío han comenzado una bonita historia de amor entre las cuatro paredes del centro.: S.S. Gerardo, de Puerto III, y Silvia se hicieron amigos en la gymkhana. :: S.S.
Ciudadanos

Capaces de rehacer sus vidas

Andrés, Rocío, Gerardo y Silvia ponen voz a su tragedia, después de un accidente que les truncó su existencia han dado con una razón para luchar Dos historias de amor y superación en el Centro de Recuperación isleño

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ya lo cantaba Víctor Manuel: «Ey, sólo pienso en ti, juntos de la mano se les ve por el jardín, no puede haber nadie en este mundo tan feliz. ey, sólo pienso en ti». Pero a diferencia de los protagonistas de la historia de amor de esta canción, la desgracia de Andrés y Rocío llegó hace sólo unos años. Ambos sufrieron un accidente que les dejó en una silla de ruedas. El destino truncó sus vidas pero les hizo encontrarse y unirles como dos piezas de un puzzle.

Rocío Peña, natal de Jaén, conducía su vehículo cuando se salió de la carretera hace ya cuatro años. Ahora vive en el Centro de Recuperación de Minusválidos Físicos de San Fernando (CRMF) donde ha iniciado una nueva vida. «Venir aquí es lo mejor que me ha pasado, al principio en mi casa me sentía sola, no hacía nada, y esto me ha devuelto la vida», cuenta Rocío.

Junto a ella, inseparable, se encuentra Andrés Ruiz, su novio. Se conocieron en el centro, y la ilusión de formar una pareja les ha devuelto a ambos la sonrisa. Andrés se quedó paralítico en un accidente similar. La carretera estaba mojada y el coche se salió de la calzada. Sólo hace un año y medio de ese fatídico día en el que debía volver a su casa de Chiclana. «Desde que he entrado aquí mi vida ha cambiado, somos un apoyo el uno para el otro y el ambiente, las amistades, y la fisioterapia me están ayudando a superarlo», cuenta Andrés, a la vez que asegura que lo que le ocurrió fue una mala pasada del destino.

Se marchan con una sonrisa a seguir disfrutando de las actividades que ha organizado el Centro de Recuperación por el Día Europeo de las Personas con Discapacidad. Talleres de globoflexia y animación, 'slalom', baloncesto en silla de ruedas, juegos en red, un espectáculo de magia, música en vivo e incluso un mercado de artesanía. Servidos los ingredientes para una buena convivencia los invitados de honor ponen el resto para que la fiesta sea todo un éxito. Más de 500 personas conforman el Puertas Abiertas de este año entre escolares de diferentes institutos de San Fernando y El Puerto, universitarios de la Facultad de Profesorado, y estudiantes de Formación Profesional. Pero además también se unieron a la celebración los mayores de la Residencia Carmen Sevilla, presidarios del Centro Penitenciario Puerto III y refugiados del Centro de Acogida de Sevilla.

Todos en un su día a día se esconden dentro de un colectivo minoritario, pero ayer se unían para hacerse grandes, apoyarse los unos a los otros y aprender de las experiencias del prójimo. Gerardo Escalera, presidiario de Puerto III, empujaba a paso acelerados la silla de ruedas de Silvia Valiente, los dos reían a carcajadas tras haberse proclamado, junto con un grupo de escolares, campeones de la gymkhana. «La vida ha sido dura para muchos de nosotros, yo tengo un hermano con Síndrome de Down, y hoy estamos disfrutando y pasándolo fenomenal», señala Gerardo. El grupo de presidiarios está acompañado por el Educador, José Manuel García, quien explica que «esta actividad les hace ver que ellos están recluidos en un centro, pero hay personas en otras situaciones y tienen que mirar el futuro y aprender».

Paul y Parfait de la República Centro Africana, ha llegado al CRMF desde Sevilla con otros refugiados. «En mi país hay mucha guerra y con ella muchos discapacitados que no tienen ninguna ayuda, veo a la gente de aquí y me acuerdo de ellos y de lo importante que es que tengan el calor familiar y de grupo que necesitan», explica Paul. Sienten que los españoles le han tendido una mano y no dudan en ofrecer la suya al que lo necesite, aunque sea de otro color. «No importa el país, la cultura, la religión o la discapacidad física» señala Parfait.

La directora del CRMF, Concha Mayoral, aprovechó la jornada para explicar que «hay que dar a conocer el mundo de la discapacidad porque son ciudadanos que deben disfrutar de los mismos derechos y servicios en condiciones de igualdad».