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Sólo basta un Soldado para ganar

La expulsión de David Prieto antes del descanso facilitó la exhibición del atacante del Getafe ante el conjunto azulino El delantero valenciano firma su primer 'hat trick' del año y encabeza la remontada del Getafe

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Dicen que cuando uno no quiere, dos no se pueden pelear. Eso más o menos fue lo que sucedió ayer sobre el verde del Alfonso Pérez. Y no es que David Prieto no quisiera, sino que la debilidad defensiva del Xerez volvió a aparecer y el sevillano sólo duró en el terreno de juego 45 minutos. Lo suficiente como para ver cómo su víctima, Roberto Soldado, ya llevaba dos tantos a su favor.

Y es que la calidad del canterano madridista se dejó notar en apenas 120 segundos. En el minuto dos, Soldado coge la espalda a la zaga y se interna en el área. El gol lo evitó Renan, pero Prieto ya le cogió la matricula. Y es que uno de los máximos rematadores de la Liga española tenía enfrente a uno de los principales recuperadores de la categoría, un cazador nato el sevillano que ayer tenía un duro examen.

Y es que el ex del Real Madrid se mueve en el área como pez en el agua. Sin embargo, Prieto, mostrando un grado de madurez asombroso en cada partido que disputa el Xerez, le seguía cual sombra y le obligaba a desmarcarse por banda. Todo un peligro el valenciano cuando se alejaba de las propiedades de Prieto.

Pero la historia duró poco. Lo suficiente como para que el atacante del Getafe apuntara y cazara. Los dos primeros, de hecho, valieron para matar el partido y sesgar la moral azulina. Pero ya Prieto lo veía desde fuera, aunque en eso que salió ganando el sevillano. Y es que el valenciano dio un auténtico recital sin despeinarse. Tres goles y balón firmado para casa. No fue suficiente, y el canterano del Madrid también se gusta a la hora de repartir. Regalito a Casquero y manita. Lluvia de goles y Soldado que no echaba nada de menos a Prieto. Era el único que podía parar sus arreones y por fortuna ya ni tan siquiera estaba vestido de corto.

Pero la ambición del delantero del Getafe duró poco. Apareció creando algo de peligro a balón parado y ganando por alto los balones enviados como telegramas por Parejo, pero ni se inmutó ante el dominio local. Ya había ganado la batalla y sólo quedaba descansar.