El presidente del Senado, Harry Reid. / AGENCIAS
MUNDO

La propuesta del Senado de EE UU sobre el aborto enerva a los obispos

Los grupos católicos se unen para evitar que los fondos federales se empleen para pagar estas intervenciones

NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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Entre los muchos obstáculos que todavía tendrá que pasar en el Senado la reforma sanitaria está el pulso de los obispos católicos, alentados por la victoria contra el aborto que lograron en la versión de la Cámara de Representates. En la búsqueda por el consenso el líder del Senado Harry Reid ha encontrado una fórmula intermedia para evitar que los fondos federales sirvan para pagar abortos. Según ésta, los seguros podrían seguir cubriendo este procedimiento en sus planes siempre y cuando lo financien con las primas que pagan directamente de su bolsillo los abonados y no con las ayudas federales que reciban, lo que para los obispos es un simple truco contable.

Para la Casa Blanca se trata de un arduo trabajo que «logrará preservar el actual statu quo en la política del aborto», dijo la directora de la reforma sanitaria Nancy Ann DeParle. A los grupos por los derechos reproductivos de la mujer no les gusta, pero han decidido aceptarla por el bien de la reforma sanitaria, y porque en cualquier caso es mucho mejor que lo que proponía la Cámara de Representantes, donde ningún seguro público o privado podrá seguir ofreciendo la cobertura del aborto a no ser que prescinda de todos los clientes que reciban deducciones fiscales por contratar seguros médicos. Son los obispos los que se han levantado en armas ante lo que el director del Secretariado Pro-Vida de la Conferencia Episcopal ha calificado de «la peor ley en el tema de la vida que haya visto hasta ahora», sentenció Richard Doerflinger.

«Es completamente inaceptable», determinó. «Decir que refleja la legislación actual es ridículo», refutó a la Casa Blanca.

Como si fuera un grito de guerra, quince obispos católicos se unieron ayer a un total de 150 líderes de diversas etiquetas cristianas para presentar ante el Congreso un documento bautizado como «La Declaración de Manhattan: Una llamada a la Conciencia Cristiana». De entre ellos destacan el arzobispo de Nueva York y el de Washington, así como el presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos Leith Anderson y el fundador de Foco en la Familia James Dobson.

En 4.700 palabras explican la posición crisitiana frente al aborto , los matrimonios gays o la reforma sanitaria, entre otros, y acusan al actual gobierno de EEUU «de estar dirigido por funcionarios que quieren legalizar el aborto en cualquier estado de desarrollo fetal y pagar por los procedimientos abortivos con el dinero de los contribuyentes».

Se trata de tensar músculo de cara al debate definitorio que empezará el día 30 en el Senado, si hoy los legisladores le dan luz verde. En la votación de la Cámara Baja los obispos mantuvieron cautivo el voto de un cuarto de los congresistas demócratas, que no votaron por la reforma sanitaria hasta que la Conferencia Episcopal se sintió satisfecha con las cláusulas antiabortivas.