Trabajadores de la construcción comen en una calle de Pekín. / AP
MUNDO

Los gigantes asiáticos se instalan en la austeridad

India y China acometen fuertes recortes por la crisis que afectan sobre todo a funcionarios y directivos del sector público

SHANGHAI Actualizado: Guardar
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Como de costumbre, el parlamentario Suresh Taware estaba acomodándose en su butaca de la clase business del vuelo Delhi-Bombay, cuando por la puerta del avión vio entrar a Sonia Gandhi, la secretaria general del Partido del Congreso, el suyo. En la mejor tradición india, Taware saludó a su superiora deshaciéndose en halagos, a la espera de que la carismática dirigente se ubicara junto a él. Sin embargo, el diputado comprobó horrorizado cómo Gandhi continuaba por el pasillo y se acomodaba en un asiento de clase turista.

Por lo visto, Taware desconocía (o desobedecía) el plan de austeridad promovido por el Gobierno para mostrar empatía con las penurias de los campesinos, que sufren una de las peores sequías del último cuarto de siglo. Pocos días antes, la propia Gandhi había exigido a los altos cargos de su partido, entre otras cosas, que viajen en turista, y no en clase de negocios. Su hijo Rahul fue uno de los primeros en cambiar su helicóptero privado no ya por una plaza en la parte trasera de un avión comercial, sino por un billete de tercera en un tren. Pero, claro, Taware no esperaba encontrarse a Sonia Gandhi en el mismo vuelo y, para su desgracia, la historia se convirtió en titular de portada de la prensa india. Eso sí, no estuvo solo. S. M. Krishna, ministro de Exteriores, le acompañó en el escándalo después de que se le exigiera abandonar la suite que ocupaba desde hacía tres meses en un hotel de cinco estrellas. «Es que no disponía de alojamiento oficial», aseguró en su defensa.

El espíritu de Gandhi

A pesar de que el gigante indio es uno de los países que ha encarado la crisis económica global con mejor suerte, el Ejecutivo de Manmohan Singh busca resucitar el espíritu asceta de Mahatma Gandhi entre los funcionarios y, sobre todo, entre los dirigentes. «Queremos enviar un mensaje a la población: la vida de la esfera política se adapta a las dificultades que provoca la sequía. Hay que optar por la opción más sencilla y económica», aseguró Abhishek Singhvi, portavoz del Congreso. No todos están de acuerdo. Hay quienes se quejan de que sus piernas son demasiado largas como para viajar en economy, y otros que resaltan el hecho de que necesitan el doble de agentes de seguridad, algo costoso, para viajar entre el populacho con tranquilidad.

En China la sequía también afecta al sudoeste del país, pero eso no ha tenido nada que ver en el plan de recorte de gastos y aumento de la transparencia que Pekín ha puesto en marcha. Para empezar, el Partido Comunista ha echado el freno a los salarios que reciben los ejecutivos de las 135 empresas públicas que se gestionan desde Pekín. Un nuevo reglamento fija también la cuantía máxima de los bonus que pueden recibir, lo que está causando polémica a lo largo y ancho del planeta. De momento, los chinos no podrán abrir cuentas fantasma en paraísos fiscales, ya que el Gobierno quiere reducir la gran diferencia que separa a los empleados de base de quienes ocupan los despachos de lujo.

Por si fuera poco, después de la polémica provocada por la publicación de algunos gastos excesivos, Pekín también ha comenzado a limitar los viajes al extranjero de sus funcionarios. Este año, su número se ha reducido en un 55%, algo que ha permitido el ahorro de 60 millones de euros al Estado.

El gobierno provincial de Guangdong, una de las provincias más afectadas por la crisis, fue el primero en introducir restricciones. Los resultados saltan a la vista: el número de vehículos adquiridos ha caído un 90%, se han otorgado 87% menos premios y medallas que, generalmente, conllevan también dotaciones económicas, y las actividades oficiales han encogido un 91%. Para He Guoqiang, secretario del comité de disciplina del PCCH, la razón está muy clara: «Necesitamos impulsar una esfera política limpia».