Bob McDonnell responde a los vítores de los votantes republicanos tras imponerse en las elecciones a gobernador de Virginia. / AFP
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El triunfo republicano no tapa su crisis

El avance de la formación conservadora de EE UU en estados importantes agudiza la lucha entre los sectores moderado y radical

NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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La travesía del desierto del Partido Republicano tras su aplastante derrota en las elecciones presidenciales y legislativas de 2008 no ha resultado todo lo larga que los demócratas hubieran deseado. Después de los sonados triunfos cosechados el martes al hacerse con los gobiernos de Virginia y Nueva Jersey -dos estados ganados por Barack Obama hace un año- los alicaídos conservadores hablan ya, por boca de su presidente, Michael Steele, de «renacimiento republicano». Pero el resurgir electoral llega en un momento en que el partido afronta complicadas fisuras ideológicas entre sus filas que pueden complicar sus posibilidades de recortar distancias con los demócratas en las legislativas de 2010.

Y es que las batallas entre moderados y conservadores -y entre el 'establishment' de Washington y las bases más puristas- se han multiplicado por todo el territorio nacional desde Florida a Illinois hasta California. Activistas radicales, envalentonados después de lograr la renuncia de un candidato 'tibio' al Congreso por Nueva York, advierten de que pelearán en todo el país para que no prosperen aquellas candidaturas que estimen demasiado moderadas o «sin suficientes principios».

En otras palabras, la derecha más pura no parece dispuesta a dar paso a la corriente más centrista que ha interpretado que buena parte de la culpa de la derrota de John McCain en las pasadas presidenciales se debió a la herencia de los neoconservadores durante la Administración Bush. En Washington, algunos líderes temen que candidatos moderados con opciones de ganar puestos clave en el Congreso y Senado en 2010 puedan resultar dañados si ceden a las presiones de quienes defienden mantener las esencias. Sobre todo en estados como California Connecticut, Illinois, Kentucky y New Hampshire, donde los republicanos no pueden escorarse demasiado a la derecha si quieren tener opciones ante electorados tradicionalmente más liberales que los del medio oeste o el sur.

El jefe del Comité Nacional Republicano del Senado, John Cornyn, advierte de que si las primarias que empiezan dentro de unos meses arrancan con marcadas diferencias ideológicas entre candidatos para un mismo puesto, los nominados eventuales podrían quedar muy debilitados para competir con sus homólogos demócratas. «Necesitamos moderar nuestra visión conservadora con pragmatismo», recomienda este líder republicano.

Pero la situación es más que complicada porque, después de la derrota en 2008, el partido no tiene líderes dominantes o un aparato cohesionado que haga de puente entre las diferentes familias y ayude a articular una agenda clara. En medio de ese vacío, los éxitos electorales del martes fueron utilizados ayer por cada sector para tratar de colocarse en una posición de ventaja. Steele se sirvió de los resultados en Virginia y Nueva Jersey para destacar que los candidatos republicanos habían ganado por no haber exhibido posturas radicales en temas sociales y centrarse más en la economía. Una manera de proceder acertada, opina el dirigente, que podría contribuir a aliviar las divisiones y mostrar al conjunto del partido cómo ganar en las legislativas del próximo año.

Pistoletazo de salida

Este ambiente de confrontación no oculta, aunque para las elecciones presidenciales en EE UU quedan aún tres años, que la carrera hacia la nominación republicana ya ha empezado y a toda marcha. Un sondeo publicado por el periódico 'USA Today' coloca al ex gobernador de la sureña Arkansas, Mike Huckabee, de orientación claramente conservadora, al frente de las preferencias. Detrás, aparecen a otros cinco potenciales aspirantes, algunos de ellos viejos conocidos de las pasadas primarias para ocupar la Casa Blanca.

En el conjunto de todo el electorado republicano, un 40% es favorable a la nominación de Huckabee como presidenciable, aunque el porcentaje se dispara al 71% entre aquellos que se identificaron como votantes habituales de ese partido. Pese a las buenas noticias, Huckabee desestimó los resultados por considerar la encuesta muy prematura. «Eso es como especular quién va a ser el mejor actor el próximo año cuando no sabemos aún cuáles serán las películas», aseguró el antiguo predicador, dedicado ahora a tareas de comentarista político.

El mismo sondeo sitúa al ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, muy cerca de Huckabee, con un 39% de apoyos entre el electorado general y el 63% entre los republicanos. La aspirante derrotada a la vicepresidencia y ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, aparece en tercer lugar con un apoyo general de entre el 33% y el 65%, respectivamente.

Otros nombres con opciones para optar a la nominación, según el sondeo, son el actual gobernador de Minesota, Tim Pawlenty; el de Mississippi, Haley Barbour, y el ex presidente de la Cámara de Representantes, New Gingrich.