Un comercio de Bilbao anuncia en su escaparate su próxima clausura. / R. C.
Economia

Siete años de vacas flacas

La crisis costará 12 puntos de PIB a la zona euro, que en 2014 no habrá recuperado el ritmo de expansión

MADRID Actualizado: Guardar
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La Biblia, en el Libro del Génesis, narra la historia de José, que interpretó los sueños del Faraón en los que había visto cómo siete vacas gordas eran destrozadas por siete vacas flacas. En Egipto, «siete años de hambre sucederán a siete de abundancia», profetizó. Si no de hambre, las economías avanzadas de todo el mundo ya atraviesan un periodo de siete años de crecimiento lento, lastrado por la crisis. Una vez transcurrido ese plazo, tampoco el ritmo de expansión se habrá recuperado totalmente.

Explica un análisis del Banco de España que, si bien la caída de la actividad parece haber tocado fondo, y en los últimos meses se han revisado al alza las previsiones de crecimiento en la mayoría de los países, «la economía global está atravesando la recesión más profunda y generalizada desde mediados del pasado siglo» y las consecuencias serán intensas y prolongadas. Sobre la base de los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el servicio de estudios del instituto emisor prevé siete años de vacas flacas en los que el crecimiento de la actividad de la zona euro resultará doce puntos inferior a lo que hubiera sido sin el impacto del colapso financiero y sus dramáticas consecuencias sobre la economía real.

Aunque el trabajo no detalla el impacto por países, España se verá afectada como poco en esa medida por un doble camino. Su modelo económico, intensivo en empleo, la hace más vulnerable a los ciclos. Y, para salir de la crisis, su estrategia se basa en el desarrollo del sector exterior, proyecto estrechamente ligado a la salud económica de los socios comunitarios.

El Banco de España explica que el coste total acumulado de la crisis se refleja en la diferencia entre el nivel de producto esperado para 2014 y las previsiones corregidas a la baja por las instituciones internacionales. Sin recesión, los países del euro hubieran visto aumentar el PIB en más de un 15% a partir de 2008, y ahora se tendrán que conformar con un avance total algo inferior al 5% en ese periodo.

Diferencias

En Estados Unidos la merma de actividad será algo inferior, del orden de 11,2 puntos; mientras que se limitará a 8,2 puntos en Japón y a unos 4 puntos en el conjunto de los principales países emergentes (los llamados 'BRIC', Brasil, Rusia, India y China). Pero la trayectoria prevista para cada uno de estos últimos no puede ser más dispar. En China, la crisis sólo pasará factura al crecimiento en el año 2009, pero la expansión cobrará después más vigor de lo inicialmente estimado. En el extremo opuesto, la proyección atribuye a Rusia un coste total cercano al 28% del Producto Interior Bruto acumulado para el periodo que va de 2008 a 2014.

Puesto que los ritmos previstos no eran los mismos, estos impactos suponen que la economía americana verá reducida su expansión a un 10% en siete años -la mitad de su potencial- y algo similar le ocurrirá a Japón, donde la actividad apenas aumentará el 5%. La escalada inicialmente prevista para los países BRIC apenas sufre modificación. Se piensa que la crisis no les dejará secuelas, de manera que su PIB será en 2014 un 50% superior al de 2007.

En la zona euro, y en el resto de las economías avanzadas, el crecimiento no recuperará las tasas previas a la recesión ni siquiera cuando los factores cíclicos dejen de ser significativos. En otras palabras, se reducirá el potencial de expansión, que en el año 2014 será medio punto inferior al registrado como promedio en los tres años anteriores al inicio de la crisis y se verá limitado a un máximo del 2,1%.

La crisis va a tener, por tanto, un coste elevado en términos de actividad, mucho mayor en los países avanzados que en los emergentes, salvo excepciones. Y la significativa reducción del crecimiento que persistirá a mediados de la década sugiere, a juicio del Banco de España, «una reducción permanente o, al menos, muy persistente», de la capacidad de crecimiento de las economías más desarrolladas.