Las bicicletas

Durante una época bastante amplia , la bicicleta fue un medio de locomoción que estaba más al alcance de todos. Aún no había llegado el boom de la locomoción motorizada.

Empezaba por los chavales, que desde pequeños, era su ilusión poseerla y cuando eran un poco mayores, muchos de ellos, con permiso paterno, y en demasiados casos sin él, tomaban carretera adelante hacia San Fernando, Chiclana, Puerto Real o Medina. Estos vehículos eran utilizados por la Policía Municipal para sus servicios. Los carteros, para reparto de correspondencia y telegramas, sobre todo en el extrarradio. Aquella coplilla de Paco Alba que decía «vienen desde Chiclana y de otros pueblos hombres en bicicleta a trabajar». En una época, los astilleros de Cádiz facilitaron a sus empleados y obreros bicicletas, previo pago de su importe, para de esta forma acudir a su trabajo.

En un época, en Cádiz había varios talleres que se dedicaban al alquiler de bicicletas. Recuerdo a Francis, José Luis Jaime, Cayetano, entre otros.

El ayuntamiento, con sus eternas ideas recaudatorias, implantó la matrícula en las bicis. De esta forma, todas iban con sus placas en la parte trasera. Al mismo tiempo, no se podía circular por zonas peatonales y había que hacerlo en dirección de la flecha como se le decía antes a los discos de circulación. Viene todo esto a colación porque de cierto tiempo a esta parte el circular en bicicleta por nuestra ciudad se ha impuesto, pero sin tener en cuenta que aunque no sea un vehículo a motor, ello conlleva el peligro de atropellar a cualquier peatón, bien mayores o pequeños. Circulan por aceras, algunos a cierta velocidad, sin avisar con el timbre. No pido sanción para los que vayan por todos sitios, pero sí que guarden un mínimo de seguridad.