Obama y el vicepresidente Biden se disponen a comer una hamburguesa. / AP
MUNDO

El cierre de Guantánamo se estanca

Los demócratas niegan a Obama los fondos porque no ven ningún plan concreto ni una alternativa segura

| CORRESPONSAL. NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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El lunes, cuando el Congreso demócrata dio a conocer la ley de fondos para emergencias de guerra que había requerido el Pentágono, faltaba un capítulo: los 50 millones de dólares (38 millones de euros) para cerrar Guantánamo. «Claramente, el Gobierno estadounidense no tiene un plan ni una alternativa segura para cerrar Guantánamo», clamó satisfecho el líder de la oposición republicana Mitch McConnell, que por una vez está de acuerdo con el partido de Barack Obama. El presidente del Comité de Apropiaciones de la Cámara Baja, David Obey, considera que el Pentágono no ha explicado qué piensa hacer exactamente con ese dinero. «Cuando tengan un plan, que vengan y lo hablen con nosotros», atajó.

Obey no está dispuesto a pelearse con la oposición por algo que ni siquiera sabe en qué consiste, y mucho menos a darle argumentos para reforzar el sambenito de que los demócratas son unos derrochadores partidarios del gran gobierno.

Si el Ejecutivo de Barack Obama tiene un plan concreto para hacer efectiva su promesa de cerrar el penal de la base militar de Guantánamo, no lo ha compartido. Algunos rumores apuntan a la construcción de una nueva prisión de alta seguridad en territorio estadounidense. Una ciudad de Montana se ha ofrecido ya como candidata para acoger al nuevo Guantánamo. Al pueblo de Hardin le faltan fondos para cumplir con los pagos de la prisión de 20 millones de euros que construyó el año pasado, centro que todavía sigue vacío. Pero otras fuentes sostienen que Barack Obama está pensando en resucitar los tribunales militares que tanto horrorizan a las asociaciones de derechos humanos.

El presidente estadounidense negocia con diferentes países, entre ellos España, para que acojan a los presos que no pueden volver a sus países de orígenes por miedo a ser torturados. Con todo, se calcula que unos 100 de los 240 presos que quedan en el penal de la isla cubana son de alto interés para EE UU.

La solución no será fácil. Una vez que los presos tengan acceso a los tribunales ordinarios del país será difícil evitar que los jueces los pongan en libertad basándose en tecnicismos más que en su presunta inocencia. Dado que el Gobierno de George W. Bush burló todos los procedimientos judiciales al detenerlos será difícil que los casos aguanten la prueba de la ley. Y si Barack Obama deja en libertad a presos peligrosos relacionados con terrorismo, la oposición se le echará encima. Por eso, el lunes el Gobierno estadounidense pactó con Ali Saleh Kahlah un máximo de 15 años de prisión, de los que se descontarán los seis que ya ha servido en Guantánamo. A cambio, el ciudadano de Qatar se ha declarado culpable de conspirar con Al-Qaida y servir al cerebro del 11-S Khalid Sheik Mohammed.